jueves, 27 de diciembre de 2012

EL AMANTE. XXIII PARTE FINAL.


Aquellas palabras me dejaron intrigada, al principio pensé que se refería a un nuevo juego, pero ese tono me tenía desconcertada,  tenía el presentimiento de que no iban por ahí los tiros.
Ella se acerco, me acaricio la cara con dulzura y me beso apasionadamente, aquello no era de forma sexual, era de cariño, de ternura, de amor. Me entro un escalofrió por todo el cuerpo. Gonzalo cogió de la parte superior de la mascara y tiro de ella hacía arriba, era Cloe.
Las sensaciones en mi cuerpo se convirtieron en un tornado,  circulaban todas  sin poder reconocerlas, no sabia donde terminaba una y comenzaba la otra, me quede sin capacidad de reacción, quería moverme y no podía. Después de unos segundos de silencio comenzó hablar Cloe, primero me pidió perdón, luego con mucha tranquilidad me fue aclarando todo. Gonzalo era su amante y todo aquello había sido un montaje por parte de los dos.


Cloe llevaba enamorada de mi desde que empezamos a ser amigas, pero nunca se había atrevido a decir nada, fue a raíz de conocer a Gonzalo y que le enseñara el juego bisexual, cuando su obsesión por mi creció. El morbo de poseerme y darme todo tipo de placer se había convertido en una obsesión, se lo había contado a nuestro amante después de tener su primera experiencia con otra mujer, tramaron un plan para que el me sedujera y así poder cumplir su objetivo. Gonzalo le había contado cada paso de nuestra relación, cada encuentro, cada segundo que pasábamos juntos y eso a ella le excitaba.
Estaba soñando o era real, no podía salir de mi asombro, mi cabeza en esos momentos no asimilaba tanta información y de tal nivel, como me habían engañado, la táctica les había salido a la perfección. No sabia se abofetearlos, salir corriendo o seguir escuchando, Gonzalo estaba hablando pero solo oía un zumbido, estaba intentando aclararme. Me levante de un salto y  me vestí a medias a toda prisa, necesitaba salir de allí lo antes posible.
Camine como un anima del purgatorio, no llevaba rumbo, solo tenia la imagen de la cara de Cloe apareciendo de la mascara, de las sensaciones que me había provocado poco antes con sus besos y de esa declaración de amor.


Estuve unos días que no salí de casa, no me arreglaba, andaba todo el día con el pijama, solo bebía café. Mi marido me pregunto varias veces que me pasaba y yo no era capaz de responder, mis hijos se abrazaban a mí y con lágrimas en los ojos decían:
-Mama ponte bien, por favor.
Un día después de escuchar a mi marido como les explicaba a los niños que yo estaba mala y que me tenían que dar mucho cariño, decidí que aquello tenía que acabar. Me arme de valor y decidí dar carpetazo al asunto y volver a ser yo. Pero antes tenia que aclara algo con mi amiga.


No había contestado a las llamadas de ninguno de los dos, habían pasado dos semanas desde aquel encuentro, me fui a ver a Cloe a la tienda, se quedo sorprendida cuando me voy entrar y puso cara de circunstancias.  Nos saludamos con un hola seco y aprovechando que no había nadie en la tienda, le pedí pasar a la trastienda que quería hablar con ella.   Nada mas entrar y casi sin que lo esperara, me acerque  y la bese apasionadamente, de primeras se quedo sorprendida, pero casi de inmediato respondió con la misma pasión, separe mi boca y mirándole a los ojos dije:
-Te quiero. ©Fer     

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