lunes, 3 de diciembre de 2012

EL AMANTE. IX PARTE.


Durante los siguientes días fue un sin vivir, mi lado racional se impuso y decidí acabar con aquello, no respondía a sus llamadas. Intente por todos los medios distraer mis pensamientos, gimnasio, las amigas, compras que tenía pendientes……..


Durante esos días racionales mi cuerpo seguía revoltoso, no se la veces que me tuve que complacer con su recuerdo. Un día con mis amigas en El Corte Ingles, mientras nos estábamos probando unas faldas, me vino al recuerdo el día que le conocí en la tienda, no pude reprimirme y apoyada en la pared y de frente al espejo, tuve que satisfacerme.
Sus llamadas se fueron espaciando y pasaron a ser muy esporádicas. Creía que tenía controlada la situación y que aquello había sido un desliz pasajero. Pero que equivocada estaba, no me podía imaginar lo que se venia encima.


Un día según me levante sentí la necesidad de ir a pasear, mi mente estaba nublada, hacia las cosas sin pensar, como un autómata, no podía ser de otra manera acabe en el Retiro. Recordaba cada mirada, caricia y beso que nos habíamos dado aquel día. Sin darme cuenta acabe en la puerta del café, pase y me senté en aquella mesa, la misma donde habíamos estado sentados.
Salí  del café triste, con una pena dentro de mí que me desgarraba.  Levante la cabeza, no podía ser, Gonzalo…………..se cruzaron nuestras miradas y sin mediar palabra nos dimos un abrazo sin fin. No besamos apasionadamente, se estremecieron nuestros cuerpos, los ojos se llenaron de lágrimas. Entramos en el café para charlar, me senté junto a él,  necesitaba tenerle muy cerca.


Por la voz quebrada por la emoción y la alegría me contó lo mal que lo había pasado estos días sin poder escucharme y verme, no quería volver a vivir esos momentos. Nuestras manos se separaban solo para coger la taza. Los besos no cesaban, casi eran uno continuo. Su mano se posó en mi rodilla, sentía la calidez de las yemas de sus dedos en la parte interna, aquello hizo saltar por los aires toda mi resistencia.
Sin saber como habíamos llegado a unos apartamentos de alquiler por horas. Antes de que la puerta se cerrara a nuestras espaldas, estábamos fundidos en un beso profundo, sus manos en mi cadera, las mías acariciando sus brazos. Me beso el cuello, su buen hacer me provocaba ronronear como una gata, fue bajando por mi pecho mientras desabrochaba hábilmente los botones de mi blusa, se dedico a besar la parte de mis pechos que quedaban fuera del sujetador, mientras con sus manos apretaba mi culo. Con aquel juego mis pezones resaltaban queriendo atravesar la tela.


Bajo con la lengua por mi cuerpo hasta llegar al ombligo, sus dedos desabrocharon mi falda que callo a mis pies y se abrazó a mis caderas pegando su mejilla a mi tanga. Como siguiera con aquel juego no aguantaría mucho tiempo. Me cogió en brazos y me tumbo con toda delicadeza en la cama, se sentó a mi lado y se decido ha acariciar y besar cada centímetro de mi cuerpo que no estaba cubierto.  Con los ojos cerrados y mis manos agarrando la colcha, solo podía gemir de placer.
Dejo al descubierto mis pechos y los contemplo. Empezó a masajearlos suavemente, pasó su lengua por mis pezones, saco de mis entrañas un gemido profundo y en ese mismo momento le dio un mordisco a uno de ellos, yo creí morirme del placer, mi cuerpo se arqueo buscando que su boca no se fuera de aquel lugar, pero sabia demasiado bien lo que tenia que hacer. Sin dejar de acariciar mi cuerpo se separó de mi, sentí su boca en los dedos de mis pies, los fue besando uno a uno, cuando termino, metió el dedo gordo en su boca mientras su lengua no dejaba de jugar con el, aquello era una sensación nueva para mi y resulto de lo mas placentera. Subió besando y lamiendo la parte interna de uno de mis muslos hasta la ingle, mientras bajaba por el muslo contrario fue arrastrando mi tanga. Estaba completamente desnuda encima de la cama a su merced.




Su boca busco mi sexo al cual beso dulcemente, suavemente su lengua fue descubriendo cada rincón de mi intimidad, el placer invadió mi cuerpo y no podía seguir reteniendo más mi gozo, cuando su lengua se poso en mi caperuza alcance el éxtasis, mis manos sujetaron su cabeza y los gritos inundaron la habitación, no quería que su boca se separara de mi, no fui consciente de todo el placer que medio, solo sé que tarde mucho en recuperarme.©Fer

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