miércoles, 5 de diciembre de 2012

EL AMANTE. XI PARTE.


Lo había intentado mirar desde todos los puntos de vista posibles y lo tenía claro, estaba asustada de mí. Nunca había podido imaginar llegar a ser infiel, el estar con otra persona que no fuera mi marido, el mismo que me tomo por primera vez, no he conocido mas hombre.
Tuve que aprender a disimular, por que no era mentir, solo  que no se  notara el cambio. Tampoco es que fuera un cambio radical, por que tenía los mismos horarios, en vez de ir de tiendas y ver tanto a las amigas, estaba disfrutando de los placeres del sexo en aquellos apartamentos.





Gonzalo era un autentico caballero, siempre atento, educado, simpático…… pero en cuestión sexual era un experto y un pervertido. Con el aprendí y realice practicas que ni había odio hablar de ellas, descubrí partes de mi cuerpo y el suyo que no podía imaginar que dieran placer, tenia en mi una compañera de juegos que no sabia decir que no a nada.


Un día me llevo a un sex shop. Yo estaba temblando de pensar si me podía ver alguien conocido. Al rato de estar allí y poco a poco se me fue pasando y empecé a disfrutar de aquella situación. Recorrimos toda la tienda entre besos, achuchones y muchas risas, él me fue explicando como se utilizaba cada juguete.


 Al llegar a una zona se saltaron los ojos de las órbitas y me quede con la boca abierta, él soltó una gran carcajada al verme. Eran unos aparatos descomunales, iguales a los que ya habíamos visto, pero 3 o 4 veces más grandes.
Donde la lencería nos entretuvimos mucho tiempo,  es algo que nos encanta a los dos. Los conjuntos en general eran espantosos, de poca clase y mala calidad. Los disfraces pasaba lo mismo, no había ninguno que valiera la pena. Me compro un par de conjuntos, uno un body negro transparente y el otro un mono de lates.




Me enseño las cabinas de vídeo, las cabinas de espectáculo en vivo y las cabinas individuales.  Se escuchaban jadeos y gemidos salir de algunas de las puertas que estaban cerradas.
Me cogió por la cintura y me llevo a una de las cabinas del espectáculo en vivo, entramos y cerró la puerta. Aquello era  muy pequeño, los dos dentro casi no cabíamos, pero de eso se debía de tratar. Echo unas monedas por una ranura y comenzó a elevarse una cortinilla, según iba subiendo se abría a mis ojos un mundo nuevo. Era como una habitación circular  con una cama giratoria redonda en medio, encima había una mujer desnuda, que casi no nos dio tiempo a verla, se levanto y se fue por detrás de unas cortinas.


De inmediato salió otra mujer, morena, alta, con unas curvas generosas, solo con un pequeño sujetador y un diminuto tanga, coloco una sábana como de satén en la cama y se tumbo. Empezó a retorcer su cuerpo y pasar sus manos por todo el, mientras solo notaba el cuerpo de Gonzalo pegado al mio y su respiración. Aquella mujer respiraba sensualidad por cada poro de su piel, todo en ella era sensual. El espectáculo fue subiendo de intensidad, se había quitado ya el sujetador y tocaba sus pechos, bajo las manos por el vientre y las metió debajo del tanga,  yo imagino que seria fingido, pero la cara de aquella mujer era de placer. Cuando acelero el ritmo y parecía que iba a llegar el final, me dijo Gonzalo al oído:
-A que te gustaría ser tú.
Aquellas palabras me encendieron al instante, mis pezones reaccionaron y sentí un gran calor en mi interior.
Según se levantaba ella de la cama empezó a bajar la cortina.  Salimos de la cabina y nos fuimos a buscar el coche sin decir nada. No se iban de mi cabeza aquellas palabras y cada vez me excitaba más la idea de que me vieran. ©Fer

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