jueves, 29 de noviembre de 2012

EL AMANTE. VII PARTE.


Desperté  sobre las 10 de la mañana, había dormido como un bebe. Me levante, estaba desnuda, no me había puesto nada para dormir, fui hacia la ventana y descorrí un poco las cortinas para ver el día que hacia. Lucia el sol y parecía que hacia buena temperatura, días típicos de principios de otoño.


Abrí la ducha dejándola correr un rato, el tibio agua bañaba mi piel, las pompas de jabón aparecían en cualquier sitio, mis manos bailaban por mi cuerpo  y la música de aquella canción.
Con la alcachofa en la mano, fui recorriendo mi cuerpo, quitando el jabón de mi piel. Mis hombros, espalda, pechos, piernas……….. Sentir el agua caliente en mis ingles disparo el deseo. Acercaba y alejaba, cambiaba el tipo de chorro, la temperatura. Aquellos juegos me estaban llevando a sentir sensaciones que jamás había tenido, adopte una postura más cómoda  para dedicarme por entero a mí.  Por un momento era como si el estuviera pasando su lengua por mi, aquello me llevo a un orgasmo feroz.


Mientras me vestía, después de secarme y darme crema, recordé que tenia una reunión en el colegio, el tutor de Manuel me había mandado una nota. Animada por el buen día que hacia, me puse un traje de chaqueta gris y una camisa blanca, medias negras y unos zapatos negros con unos tacones de infarto.


Cuando entraba por la puerta del colegio me sonó  teléfono,  pensé en Gonzalo de inmediato, con esa doble moral  de la situación, descolgué de inmediato, necesitaba escuchar su voz.
-Buenos días Cari.
Me deshice solo con escuchar aquello, esa sensación en el estomago que al principio llego a ser dolorosa, ahora era placentera. Hablamos poco, tenía la reunión y no me podía entretener. Quedamos a comer.
El tutor era un chaval de unos 30 años, alto, delgado y con pinta de soso.  Me comento algunas cosas de Manuel de lo más normales  y que ya sabía, amable, simpático, estudioso, aplicado………… Lo que no me esperaba es algo que no me decía, no dejaba de mirar mi escote, era de lo más normal, nada exagerado.  La verdad es que tengo unos pechos bonitos y de buen tamaño, aquel sujetador  sin ser un Bra, los colocaba en su sitio. Cuando me iba, tenía la sensación,  de tener clavado sus ojos en la parte baja de mi espalda,  decidí ser cruel, Me pare a medio camino de la puerta y doble la pierna para colocarme el zapato, con esa falda y esa postura, se ceñía más a mis curvas. No lograba explicarme el cambio que había tenido en tan poco tiempo, antes jamás se me hubiera ocurrido hacer aquello.


Gonzalo estaba esperándome en la puerta del restaurante. Me agarro por la cintura y nos dimos dos besos. El roce de su mano en mi cintura  me provoco un pequeño escalofrío. ©Fer

miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL AMANTE. VI PARTE.


No llegaba a entender las reacciones de mi cuerpo con su sola presencia.   Aquella electricidad que recorría todo mi ser no era normal, casi tenia la piel de gallina.  Su voz me dejaba embelesada, en ese momento no existía nada más a nuestro alrededor.  Pasamos la tarde contándonos cosas de nuestras vidas,  descubriéndonos el uno al otro. De vez en cuando se cruzaba por mi mente aquel pensamiento: “Estas loca”.


Sin querer  y de la forma más natural, cogió mi mano, al principio no me di ni cuenta, pero cuando fui consciente de ello sentí un nerviosismo como nunca lo había sentido,  me entro un temblor igual que cuando sube la fiebre,  solo faltaba que me castañetearan los dientes.  Me solté, no sabía que decir ni que hacer, mi mente se nublo por unos momentos y me entraron unas ganas tremendas de salir corriendo. Me había roto todos los esquemas, no estaba preparada para eso, todavía no.
-Perdón, dijo nada más darse cuenta de mi reacción.
 Un gesto de culpabilidad apareció de inmediato en su cara. Aquello sin saber porque me tranquilizo. Seguía sin comprender la influencia que tenía sobre mi persona, pero mi cuerpo se volvió a relajar y disfrutar con la conversación.
A  la hora de irnos, el de forma muy educada me ayudo a ponerme el abrigo, al llevarlo al sitio aprovecho para abrazarme y besarme en el cuello. Me quede parada, no sabía cómo actuar. No sabía si  volverme y abofetearle la cara o besarle de forma apasionada. El que hablaba por mí, era mi cuerpo. Un escalofrió recorrió toda mi espalda.





Nos fuimos hacia  la parada de taxis, ahora, al cogerme el brazo, lo sentía diferente, todos mis sentidos los tenía más desarrollados. Sentir sus dedos sobre mi brazo, su perfume, su voz… aquella voz que me provocaba tantas sensaciones. Escasamente separados por cuatro dedos, me miro fijamente y cuando iba a empezar a decir, que había sido un placer el pasar la tarde con él, sin darme cuenta se acercó y rozo sus labios con los míos.
Me subí  en el taxi de forma acelerada, casi pierdo un zapato, no sabía que decirle al conductor, solo quería que arrancara rápidamente.
Cuando arranco le di la dirección y me tranquilice un poco.  Yo, una mujer casada, con dos hijos, después de 15 años de matrimonio, no podía tener una aventura.  Con la mirada perdida por la ventanilla, solo podía pensar.  Mi marido era buena persona, siempre se había dedicado a su familia y su trabajo. Como pareja tampoco había sido malo, buen padre, fiel, cariñoso y buen amante. Mis hijos eran  lo más grande que me había pasado en la vida, nunca me pude imaginar lo que una mujer puede sentir por un hijo hasta que los tuve a ellos. Económicamente no marchábamos mal. ¿Entonces por qué? 
¿Qué pasaba? ¿Porque mi vida estando en orden se tambaleaba? ¿Porque mi cuerpo tenía aquellas reacciones con  aquel hombre?


Cuando llegué a casa me fui directamente a la cama, no podía permitirme que notaran nada, puse como escusa una jaqueca. Necesitaba estar sola y pensar. No me entere de cuando se me cerraron los ojos, debía estar cansada por los nervios y al relajarme en la cama, caí.
Abrí los ojos, estaba todo a oscuras, mi marido no estaba en la cama, debía de ser tarde. Gire mi cuerpo y vi el reloj, no podía ser, solo habían pasado quince minutos y parecía como si hubieran sido horas, me acurruque.
El tacto de su mano, el roce de sus labios, su voz, sus ojos clavados en los míos, no se iban de mi cabeza. En esos momentos me arrepentí de salir corriendo, que hubiera pasado de no haberme marchado, me habría abrazado para seguir besándome, me diría alguna palabra romántica.


Mi cuerpo empezó a tener vida propia, un cosquilleo recorría mi piel, una nube cubrió mis ojos, mis pecho se pusieron duros, los pezones erectos, mis manos los buscaron para acariciarlos, cerré los ojos.  Me abandone a los instintos más básicos. Una de mis manos bajo lentamente por mi cuerpo, mientras la otra seguía masajeando mis pechos, acariciando y pellizcando mis pezones, mis piernas se entreabrieron para dejar paso a mi mano, el calor de mi cuerpo traspasaba la tela, mi dedo índice acariciaba lentamente, la respiración se aceleró, el juego cada vez era más intenso, esa mezcla de dolor y placer al pellizcarme, esas descargas eléctricas que recorrían mi cuerpo. Mientras solo era capaz de pensar en él, besarle, acariciar su cuerpo, mirarle a los ojos mientras nuestro cuerpo se hacían solo uno, sus manos recorriendo cada rincón de mi cuerpo. Sentir como se tensan  nuestros músculos en el momento álgido, ver la expresión de su cara cuando me hace suya. Con esos pensamientos cada vez estaba más excitada y las caricias fueron en aumento, estaba dentro de mí mientras me acariciaba de forma frenética. Se arqueo mi cuerpo, silencie mis jadeos y gritos clavando mi cara en la almohada, no podía parar necesitaba más, mis manos siguieron buscándome, volví a explotar en otro torrente de placer.
Poco a poco me fui relajando,  no podía abrir los ojos, la respiración fue perdiendo fuerza, mi cuerpo se fue quedando en un plácido estado casi catatónico.

martes, 27 de noviembre de 2012

EL AMANTE. V PARTE.


Me contó que a ella le había sucedido hacia 2 años, me estaba quedando con la boca abierta, no me podía imaginar tal cosa. Cloe mi mejor amiga, esa que siempre ha estado a mi lado y no me había contado una cosa así.


Salí de la tienda peor de lo que había entrado,  no tenía muy claro los sentimientos que inundaban mi cuerpo. Incredulidad, nerviosismo, culpabilidad, desengaño…………. aquella  mezcla necesitaba asimilarla, el pensar fríamente en todo y centrar mis ideas. Pasee por el  Retiro toda la mañana, no fui a comer a casa, pique algo en una cafetería, solo tenía ganas de estar sola y pensar.
Sonó el teléfono, lo cogí  como un autómata:
-Dígame.
No podía ser, era él, mi cuerpo se tenso de inmediato  y el gesto de mi cara cambio. No sabía si colgar o  contestarle, pero por una fuerza desconocida me impulso a contestar.   No se que tenia aquella voz pero me deshacía al escucharla, su magnetismo derribaba todas la murallas  levantaba. Por dentro me estaba diciendo que no podíamos quedar, que aquello era imposible, que una locura así no va a ningún lado, que este hombre era un conquistador, que no caería en las redes de un Casanova, que aquella sería la última vez que hablara con él. Dentro de media hora había quedado.


Sabía que me estaba quemando pero no podía hacer nada para no hacerlo, era algo que doblegaba mi voluntad. Mientras caminaba para donde habíamos quedado, me fui convenciendo que dejar las cosas claras y de terminar con aquello, no sabía bien con que, por que tampoco había pasado nada.
Desde lejos le vi, estaba en la esquina donde habíamos quedado. No resaltaba por nada en especial, pero resaltaba por todo, parecía tener un aureola a su alrededor.  Nada mas verme una sonrisa ilumino su cara, se acerco de forma decidida, pasó un brazo por mis hombros con seguridad y me dio dos besos para saludarme. Todo esto que en otra persona resultaría grosero,  solo nos conocíamos de un rato la tarde anterior, el lo hacía de la forma más normal y educada.


Me agarro del brazo de forma delicada,  todo aquello me extrañaba, pero lo que mas  era que me encontraba  de maravilla. Creo que con todo el mundo que nos cruzábamos en la calle se daba cuenta de la cara pánfila que llevaba.
Volvimos al mismo café que la tarde anterior, la misma mesa, parecía que no había pasado el tiempo. 

lunes, 26 de noviembre de 2012

EL AMANTE. IV PARTE.




Me desperté  feliz,  haciendo la remolona y con esa sensación en el cuerpo de satisfacción. Tenía la cama para mi sola, Paco ya se había ido a trabajar y no me apetecía levantarme, levante las ropa y comprobé lo que sospechaba, estaba completamente desnuda. Al momento me vino el recuerdo de la noche anterior,  cómo disfrute  de la pasión de mi marido y de la excitación que siempre me ha provocado.
Como un puñal se clavo el recuerdo de lo que había estado pensando en el momento crítico, no podía ser, me entro la culpabilidad, como podía haber pensando en otro hombre mientras estaba con el que amaba, como me había excitado tanto el solo pensar en el, que me estaba pasando, yo no soy así, mi educación y mi forma de pensar no  me permiten estas cosas, no podía permitir mas aquello.
En la ducha, estuve más tiempo del habitual, el agua caía sobre mi cuerpo, parecía como si intentara limpiarme de mis pensamientos.


Me fui a ver a Cloe a su tienda, amigas desde pequeñas nos entendíamos a las mil maravillas, necesitaba hablar con alguien del tema y no hay nadie mejor que ella para entenderme.
Cloe, era una mujer con mucho gusto desde siempre, su tienda me encantaba llena de pequeños detalles por todos los lados.  Nuestra amistad era de las buenas, siempre habíamos estado la una para la otra en los momentos que nos necesitamos. Estaba atendiendo a una clienta de las pesadas, esas que te hacen sacar medio almacén y  que al final no se llevan nada, pero Cloe es un encanto y sabe llevar perfectamente aquellas situaciones. Mientras terminaba me dedique a dar una vuelta y ver todas las cosas nuevas que había traído.


Acompaño a la clienta hasta la puerta, nada más que se cerró se volvió y solto de sopetón:
-¿Qué te pasa?
Esas son las ventajas e inconvenientes de conocernos tanto. La dije que nada pero no se lo creyó. Desvió la conversación hacia las cosas que habían venido nuevas, tiene un gran tacto y sabía que se antes o después se lo contaría.
-Cloe, tengo que contarte algo.
Le conté todo lo que me había pasado desde la tarde anterior, el encuentro en la tienda, el café, mi pensamiento en el. Ella me miraba atenta y con una muesca de sonrisa, yo no me podía creer que la hiciera gracia, pero confió en ella plenamente. Con gesto tranquilo  me cogió la mano y me dijo:
-        Bienvenida, ya me extrañaba a mí que con lo atractiva que eres no te hubiera pasado todavía.

domingo, 25 de noviembre de 2012

EL AMANTE. III PARTE.


De camino a casa me encontraba como en una nube, no me podía quitar de la cabeza aquel hombre, su voz, sus gestos, su mirada………………… no daba crédito a lo que me estaba pasando. Sin darme cuenta estaba en la puerta, mientras subía en el ascensor tuve que resetear mi mente y dejarla en blanco para centrarme, no podía entrar en casa con aquellos pensamientos, me lo notarían de inmediato.
Los niños estaban haciendo los deberes en sus cuartos, Adela preparando la cena y Paco todavía no había llegado. Fui a mi habitación a dejar las bolsas, pase por los cuartos de los niños a darles un beso, es lo más grande que tengo y los que me hacen ser feliz, me contaron cómo les había ido hoy el colegio.  Alejandro el mayor es más reservado y centrado. Manuel es todo alegría, vivaz, dulce…..se gana a cualquiera con su carácter.


Fui al salón para leer un rato mientras esperaba la hora de cenar.  Aquella novela me tenía enganchada desde el principio,  una trama de amor y odio en la  España de la Reconquista. Pero mi mente no era capaz de centrarse en la lectura, por más que lo intente,  cada palabra  me llevaba a lo que había sucedido hacia un rato.
Con el libro abierto  como si estuviera leyendo mis ideas fluían en cascada,  las imágenes pasaban a toda velocidad como en una película a cámara rápida y lo peor de todo es que solo de acordarme volví a tener aquella sensación en el estomago. Quise pensar que con aquel encuentro se había acabado todo y que bien mirado fue bonito.  Justo en ese momento se abrió  la puerta, Paco.
Venia como la mayoría de las veces con gesto de malhumorado-cansado, es una época difícil en la empresa, la crisis los está afectando demasiado.  Le di un beso y  comentamos las cosas cotidianas.  Cenamos tranquilamente  mientras charlábamos los 4, la verdad que Manuel  sabe cómo sacar una sonrisa a su padre y esto le animo algo.


Paco estaba ya metido en la cama mientras revisaba unos papeles. Salí del baño con el  nuevo conjunto, aquella marca de lencería  tenia autenticas maravillas, resaltaba cada curva de mi cuerpo. Levanto la vista de los papeles y su gesto fue evidente, había conseguido mi objetivo. Dejo los papeles en el suelo y se levanto, se acerco despacio mirando todo mi cuerpo, me abrazo de una forma suave pero firme y sus labios rozaron los míos, fue creciendo la intensidad de nuestros besos y caricias, la excitación de ambos era evidente.
Le tumbe en la cama y fui besando cada centímetro de su piel que quedaba al descubierto según le iba quitando el pijama. Centre mis caricias en sus pezones, lamiéndolos y dando pequeños mordiscos, baje besando su estómago, saque hábilmente su pantalón  besando sus muslos e ingles.  Me dedique al el por entero durante un largo rato y cuando su excitación era máxima  se unieron nuestros cuerpos siendo solo uno.


El placer me desbordaba, no podía dejar de gemir, la respiración entrecortada, mi cuerpo tenso.  Los movimientos cada vez más convulsivos, la vista nublada y comencé a sentir como una descarga eléctrica que me recorría todo el cuerpo y justo en ese momento vino a mi mente, Gonzalo.  No sé qué sensaciones llenaron mi cuerpo,  pero no podía parar en aquellos momentos, creía que me moriría de tanto placer. No recuerdo la veces que llegue al clímax, pero sí que aquello no me había ocurrido nunca

sábado, 24 de noviembre de 2012

EL AMANTE. II PARTE.




Salí de la tienda con un conjunto espectacular, de los que quitan el hipo a cualquiera y con unas cuantas prendas más para el uso diario. Pero sobre todo con aquella sensación en el estomago.
A los pocos metros de la tienda escuche una voz detrás de mí:
-Perdone.
Me di la vuelta creída de que sería algún mendigo para pedir y cuál fue mi sorpresa al ver que era El. Casi balbuceando y con cara de tonta, que él me debió notar, conteste:
-Dígame.
Creo que al escuchar su voz todavía empeoro mi cara,  tenía una voz de lo más  normal, pero con algo como todo en el, atrayente.  Después de presentarse educadamente, me comento que se había fijado en mí en la tienda y que le encantaría tomar un café conmigo y charlar. Ya sabía su nombre, Gonzalo.
Me pillo de improvisto, no sabía como reaccionar, las piernas me temblaban, me sudaban las manos, el corazón palpitaba cada vez más rápido, mis pensamientos saltaban por mi cabeza, solo tenía en claro una cosa: Estoy casada.
Todavía no se cómo ni porque acepte su invitación, pero me encontraba caminando a su lado en dirección a un café que había allí cerca. En el trayecto fuimos hablando de cosas corrientes. El café esta puesto de forma clásica, nos sentamos en una mesa al lado del gran ventanal  que daba a la calle.


Su conversación era de lo más amena y fluida, tocaba todos los temas y te hacia mantener la atención.   Casado, trabajaba en una multinacional, no tenía hijos  y estaba comprando un conjunto de lencería para su mujer.
Cada vez me sentía más a gusto, pareciera que le conociera desde hace muchos años. Mire el reloj  por inercia, no podía ser habían pasado 2 horas, si me preguntan habría dicho que nos acabamos de sentar.
Disculpándome le dije que me tenía que ir, que me esperaban en casa. Me  pidió número de teléfono y que le encantaría volver a verme. Le dije que aquello no podía ser y que era una locura. Me acompaño a coger un taxi y se despidió educadamente. Sin saber  todavía el cómo y el por qué, antes de cerrar la puerta  le mire y le dije:
-Apunta, dándole mí numero de móvil


viernes, 23 de noviembre de 2012

EL AMANTE. I PARTE.



Paseaba tranquila, mirando los escaparates, era una de esas tardes que no tenia nada que hacer, los niños en el colegio y con sus actividades y mi marido, como siempre en la oficina hasta las tantas.
Me había comentado una amiga que abrieron una  tienda de lencería, según ella tenía una cosas divinas y fui  a ver si encontraba algún conjuntito para una noche de pasión, quería reavivar  mi relación, ultimamente estaba muy aplacada. Con el paso de los años la llama se había ido apagando poco a poco, yo  centrada en los niños y Paco en su trabajo. Es decir, eramos el tipico matrimonio.


Al llegar a la tienda el escaparate me llamo la atención,  sin ser nada llamativo tenia un magnetismo que te obligaba a desviar la mirada hacia el, las prendas que había en el escaparte me atrajeron de inmediato.
Según entre por la puerta le vi, era un hombre de lo mas normal, pero tenia algo que me llamo la atención.  Alto, moreno, entrado en kilos, mirada profunda y una sonrisa medio picara. Se cruzaron nuestras miradas y a mi me dio una cosa en la boca del estomago.  Unas de las dependientas se acerco solícita para atenderme. Le dije mas o menos lo que quería, se fue a buscar varias cajas, volví la cabeza para buscarle con la mirada, se había ido. Me acompaño la dependienta hasta el probador, donde me dejo los conjuntos para que  me los probara.


Mientras me desnudaba no podía quitarme de la cabeza su mirada y volver a sentir aquello en el estomago. Me mire en el espejo y dije: "Purificación,  que estas casada" es como me llamo, aunque todo el mundo me llama Cari. Con mucho trabajo pude desviar mis pensamientos de aquel hombre y dedicarme por entero a la elección del conjunto. Pero tenia el presentimiento de que aquello no sería todo.