miércoles, 26 de junio de 2013

EL SMS. PARTE V.



No sé el tiempo que estuve aparcado dándole vueltas al tema, ni en donde tenía mis pensamientos, reaccioné cuando el vigilante de la hora golpeo varias veces en la ventanilla.
Mi mujer me noto raro nada más llegar a casa, no pregunto nada, sabe que es mejor darme espacio porque se lo acabare contando. Me senté en el sofá y encendí un cigarro, tenía que acabar de poner todo en su sitio para poder contárselo.

Después de algunos cigarros más y de muchas más vueltas en la cabeza, ya lo tenía todo centrado. Le conté la historia tal y como había discurrido, su cara era de tranquilidad, escuchando atentamente.  Cuando termine solo dijo:

-Con que gente más rara te has juntado.

Me despeje un poco de aquella historia, charlamos, vimos la tele y a dormir.

Cuál sería la solución, nuestra primera vez fue en el apartamento de un amigo en la playa, el día siguiente de conocernos. Estábamos de copas y entre los besos y las caricias entramos en un estado de acaloramiento tremendo. Aquella noche fue espectacular, nos conjuntamos de maravilla, nuestros cuerpos parecían solo uno  con el objetivo de darnos el máximo placer. Todavía recuerdo como el sol, según iba entrando, dibujaba nuestros cuerpos.

“Si miras detrás de ti, me encontraras” esta es la parte que no lograba entender. Tenía claro que en aquel apartamento estaba la respuesta, así que ya sabía el plan para este fin de semana.
Localice el número de teléfono de este amigo, gracias que habíamos coincidido en algún acto social, pues de aquella época he perdido el contacto con casi todos. Después de saludarle y preguntar por la familia le explique por encima el caso, sin entrar en muchos detalles, le pedí si me podía alquilar el apartamento para ese fin de semana. Cuál fue mi sorpresa al decirme que ya no era de sus padres, que hace años que lo habían vendido, aquello echaba al traste todo, pero que me daba el número del portero de edificio, que según tenía entendido lo alquilaban por temporadas.

Después de llamar varias veces, conseguí hablar con el portero, fui directo al grano y le pregunte por el apartamento, fue mi error, dándome largas y poniendo trabas, dijo que tendría que hablar con los propietarios para que decidieran ellos, este quería sacar una propina. Le llame por la tarde y me confirmo que lo tenía libre  y el precio, seguro que había metido 50 o 100 € más para él.

Me inundaban los recuerdos según iba viendo todo aquel lugar, aunque el paso de los años lo había cambiado, el paseo, los edificios, algunos chiringuitos, me hicieron trasladarme 25 años atrás. Localice al portero para que me diera las llaves y pagarle. Subimos las maletas, ya estaba allí.

Fuimos a cenar a un chiringuito del cual eras clientes habituales en su momento, le conté mil batallas a mi mujer, pobrecita me aguanta de más. Paseamos por la playa mientras charlábamos.  La bese y las abrace mil veces. Hicimos el amor salvaje y cariñosamente hasta caer agotados.

Me levante pronto, como siempre, me senté en la terraza a echar un cigarro y a contemplar como salía el sol, venga a darle vueltas a aquellas palabras “si miras detrás de ti” una y mil veces miraba la habitación intentando dar con la clave, pero cada vez  lo entendía menos.
Paseo, baño, aperitivo, comida, más bañitos…….. no sé si seriamos capaces de dar con la pista, pero lo que si sabía era que disfrutaríamos del fin de semana. Nos echamos  para descansar un rato, luego una ducha y a cenar en el Casón, restaurante precioso que no se si seguiría siendo de un amigo.

Estaba vistiéndome frente al espejo y pensando en el trabajo, teníamos que despedir a 2 empleados y se hacía duro, sin saber  cómo   vino a mi mente.

-No puede ser.

Mi mujer me miro con cara rara y me pregunto:

-¿Que no puede ser?


Me acerque al espejo, pegando mi cabeza a la pared y separando un poco el espejo intentaba mirar detrás, no se veía bien, pero parecía que había algo. 
Descolgué el espejo y le di la vuelta…………………………..allí estaba, un sobre.   ©Fer

martes, 25 de junio de 2013

EL SMS. PARTE IV.



Después de despedirme salí con una sensación rara en el cuerpo, hacía muchos años que no sabía nada de Encarna, pero sentía un gran cariño por ella. Según iba andando hacia el coche, vino a mí el recuerdo.

Era el verano del 88, estaba de vacaciones en la playa con unos amigos, nos habíamos metido en montar una heladería, el primer negocio de juventud, no sabíamos cómo saldría aquello, pero por lo menos tendríamos el verano fresquito.

Estábamos una noche sentados en la terraza cuando apareció un grupo de chicas, todas monísimas y dispuestas para comenzar la noche. Sonreímos entre nosotros mientras se fueron sentando tranquilamente,  había que lanzar las redes a ver si ligábamos algo.

Nuestras miradas se empezaron a cruzar desde el primer momento, yo que era un pardillo me temblaban las piernas, intentábamos disimular y mirar para otro lado, pero el tiempo entre mirada y mirada cada vez se hacía más corto. Me estaba entrando de todo, lo tenía decidido, había que intentarlo aunque me partieran la cara. Se comieron su helado, se marcharon y no habíamos movido ni un musculo, se puede ser más pardillo.

Teníamos que esperar a que los camareros  cerraran y recogieran para hacer la caja,  eso solía pasar sobre las 1, para después comenzar la juerga, noches locas que terminábamos desayunando a la salida del sol, mientras nos contábamos las batallitas.

Oteábamos el horizonte mientras pedimos las primeras copas, parecíamos buitres subidos en lo más alto del árbol, cuando la vi, estaban allí, esta era la mía, no sé qué harían los demás, pero yo iría a saco, joder ya estaba otra vez con el temblor de piernas.

Hice un ataque frontal, no me podía creer lo suelto que estaba, pero parecía que estaba dando resultado, las miradas de antes me habían dado una gran seguridad. No nos separamos en toda la noche, acabamos paseando por la orilla del mar entre caricias y besos. Aquello fue el comienzo de una relación de 3 años.

Nos fuimos conociendo poco a poco, descubriendo el verdadero yo del otro, viviendo nuestra sexualidad, disfrutando del amor de juventud. Todo esto se vio truncado  al intervenir las familias.

Sentado en el coche me decidí a abrir el sobre:

“Hola Fernando.
No te pongas triste, se cómo eres y esto te afectara, quédate con las cosas buenas que vivimos e intenta tener el mejor recuerdo de mí, como aquel verano que nos conocimos. Se todo el daño que te hice en su día y me he arrepentido cientos de veces, pero era joven y tenía otra visión de la vida, solo espero que me hayas podido perdonar.

Espero que participes en este juego, sabes que siempre fui un poco loca, más que por lo económico me gustaría que lo hicieras por el recuerdo. Vamos a lo interesante y dejémonos de sensiblerías.

Primera pista:
Donde me entregué a ti por primera vez, si miras detrás de ti, me encontraras.
Buena suerte.
Te quiero.

Encarna”     ©Fer

lunes, 24 de junio de 2013

EL SMS. PARTE III



Enjuto, aguileño, cuellilargo,  camisa blanca, fina corbata negra, traje negro gastado y zapatos con más kilómetros que el metro, era como salido de una novela de  Don Ramón María, como se me podía haber escapado aquel espécimen.

Acerco una silla, se sentó muy erguido y la cartera sujeta con ambas manos encima de las piernas. Empezó hablar de forma tranquila y fría, fue nombrándonos uno a uno, nombres y apellidos, parecía como si nos estuviera haciendo la filiación. Los 4 le mirábamos con cara de asombro y no habíamos sido capaces de reaccionar todavía.

Poco a poco fue aclarando las cosas, era oficial de una notaría y actuaba por encargo de una clienta, Dª María de la Encarnación Sánchez de Hurtado y  López de Echeverría. Saco unos papeles de la cartera y empezó a leer.

“Buenas tardes,  Juan, Antonio, Fernando y Roberto.
Espero que estéis bien los 4,  confío que no falte ninguno a esta reunión, bueno falto yo, que soy el nexo de unión.  Como bien sabéis cada uno, he formado parte de vuestra vida en algún momento,  habéis sido los 4 hombres de mi vida, aunque haya habido más, solo vosotros me habéis aportado algo. Vamos al grano, que sabéis que siempre me gusto ser muy directa.
Hace un mes que he fallecido, si no pongáis esa cara, no pasa nada, a todos antes o después nos llega nuestra hora. No voy a entrar en detalles, pero me detectaron una enfermedad rara y en 2 meses acabo conmigo. Mi carácter juguetón me ha llevado a preparar este juego, que os traerá pingües beneficios.

Solterona y sin familia a quien dejar mis bienes, pensé en vosotros, primero hacer 4 partes iguales, pero después se me encendió la bombillita, se lo llevaría aquel que me hubiera conocido más.

Hay 5 pruebas que van unidas, si no se consigue la primera, es imposible conocer la segunda y así sucesivamente, el Duende, os dará la primera pista y lo demás es cosa vuestra. El primero que aporte las pruebas de que ha encontrado las 5 será mi heredero.

A unos os he amado, a otros os he querido, pero los 4 habéis sido lo mejor de mi vida.

Os quiero.

Encarnación”

Estábamos los 4 con un nudo en la garganta, aquella noticia nos había pillado de sorpresa, no nos salían las palabras.

Guardo los papeles en la cartera y saco 4 sobres, en cada uno iba nuestro nombre, los repartió a cada uno el suyo, se levantó y se despidió de forma fría, tal y como se había presentado.


-Buenas tardes señores.  ©Fer

domingo, 23 de junio de 2013

EL SMS. PARTE II



Llegue con tiempo de sobra, eran las 16:25, eche un vistazo a todo el  local por si reconocía a alguien y me senté en una mesa algo apartada,  con una buena visión de la entrada,  es una costumbre de siempre, sentarme dando vista a las puertas. Pedí un café con hielo, saque el móvil y me dedique a revisar varias redes sociales.
Mis ojos se clavaban en la puerta cada vez que alguien entraba, estudiaba cada uno de sus movimientos intentando adivinar algo. En esto que recibí otro mensaje:
-El hielo puede hacerte daño en la garganta. El Duende
No podía ser, estaba allí, me estaba observando, empecé a fijarme mesa por mesa en cada persona, quería descubrir alguna señal que me descubriera quien era, pero no sabía lo que tenía que buscar. Todos me parecían que podían ser y a la vez ninguno. Me estaba empezando a poner nervioso, no me gusta  no tener el control de las cosas.
Pasa el tiempo y se acerca la hora, en esto entra un hombre alto y delgado, cuando me fijo en su cara no doy crédito, es Juan, una compañero de estudios. Habíamos tenido una buena amistad pero el trascurrir de la vida nos había separado. Sería solo una casualidad o estaría allí por el mismo motivo.
Dude que hacer,  fuera el motivo que fuera de su presencia me apetecía saludarle, me levante y me dirigí hacia él. Pasada la primera impresión de sorpresa  nos dimos un fuerte abrazo, de esos que se dan dos buenos amigos cuando se reencuentran después de muchos años.   Dudo unos instantes cuando le invite a sentarse a mi mesa, pero finalmente acepto. Nos pusimos rápidamente al día de nuestras vidas y me confesó que había quedado con alguien, pero que no sabía quién era.
-El Duende, le dije.
Se iluminaron sus ojos  y me miro  con cara de asombro.  Le explique que yo había recibido varios mensajes citándome allí. Sonó el aviso de nuevo mensaje:
-Estáis la mitad, faltan otros 2.  El Duende.
Le enseñe a Juan este último mensaje,   hicimos mil hipótesis de por qué y quien serian aquellas dos personas que faltaban.  Eran la 17:10 y todavía no teníamos nada en claro.
-Presentaros a los dos señores que están a la esquina de la barra. El Duende.
Éramos  marionetas en manos de aquella persona.
Una vez presentados y sentados todos en la mesa seguimos intentado averiguar el enigma de aquella situación. Antonio y Roberto, que así se llamaban los otros dos compañeros de este juego, eran de  Segovia.  No lográbamos comprender que nos unía a los 4.
Sin saber como  aquella persona se había acercado a la mesa y de pie contemplándonos a los 4, nos dijo:

-Buenas tardes amigos, soy el Duende. ©Fer

miércoles, 19 de junio de 2013

EL SMS. PARTE I



Recibí un sms de lo más extraño:

Fernando, a las 17:00 horas en Café Gijón.
Firmado: El Duende.

Mi primera reacción fue borrar el mensaje y no hacerle caso, sería algún gracioso o alguien que se había confundido, seguí con mis papelotes que los tenia acumulados encima de la mesa.
Pasaron las horas y se fueron reduciendo los montones de expedientes, no se me estaba dando mal la cosa, había tenido una mañana bastante tranquila de teléfono y no había tenido ninguna visita.  Con un empujón más dejaría la mesa limpia.

Eran las 3 e la tarde cuando cerraba la puerta del despacho y me iba a comer, llame a mi padres para ver cómo estaban, encendí un cigarro y dirigí mis pasos hacia el bar,  como de costumbre estaría lleno y  tendía que comer en la barra, cosa que no me importaba si comía solo.
Me estaba apretando un rabo de toro, cuando volvió a mi mente el mensaje, no me había vuelto acordar, me corrió un escalofrío por el cuerpo, volví a borrarlo de mi mente, no podía hacer caso a una tontería así. Vamos con festín para los sentidos que me estaba produciendo aquel plato, como para hacer caso a otra cosa.

Me salí a la calle a tomar el café y a echar el cigarro de rigor,  me había puesto como el Kiko, solo me faltaba una buena siesta, pero eso tendría que esperar para otro día, las obligaciones mandaban y la tarde iba a ser larga, tenía que hacer varias visitas.

Mire el teléfono, tenía varios wassap y un mensaje, los conteste mientras me fumaba el cigarro, coñe el mensaje era del mismo número de teléfono que el anterior:

No faltes, es de tu interés.
Firmado: El Duende.


Vamos el tío este, me estaba tocando ya las narices, tanto mensaje y sin decir nada, pero había conseguido despertar mi curiosidad, tendría que ir, haber de que iba este juego. ©Fer

lunes, 17 de junio de 2013

EL QUID



Entre las hojas de los árboles se  hacía paso la luz de las farolas, sombras y claros se reflejaban en el suelo, a esas horas de la madrugada las calle estaba desierta. Iba caminando abstraído en mis pensamientos,  aquello que había pasado me tenía un poco descentrado, tenía que lograr analizar todo lo acaecido.

Los hechos fueron pasando como una película, fotograma a fotograma, esta era la mejor manera de encontrar por que se había producido aquel cambio. Fui logrando aislar las palabras de cada uno, aunque se sobrepusieran unas a otras en la conversación.
Una y otra vez volvía al principio, no era capaz de encontrar el  matiz, no podía ser tan difícil, al no ser que no fuera una cosa evidente. Ya sabemos que cada uno tenemos reacciones diferentes ante el mismo estimulo.

-Coñe, que complicadas son las mujeres.

Mis palabras retumbaron en la entrada de aquel garaje, casi me asuste, no lo había dicho tan alto.

Me había pasado 3 calle cuando me quise dar cuenta, si no hubiera sido por aquel camión de la basura con su ruido, no sé dónde hubiera acabado. Medía vuelta y a ver si ahora no me paso.

Saque las llavero y  al ir abrir la puerta se vino a mi mente, cogí el teléfono, busque su número en la agenda, un tono, dos , tres……….. me creía que no lo iba a coger y en esto:

-¿Qué quieres?

-Vete hacer puñetas.


Ahora ya podía descansar tranquilo. Que bien se queda uno cuando se quita un peso de encima. ©Fer