miércoles, 31 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XXI.



Vestidos como manda los cánones y bien cenados, encaminamos nuestros pasos hacía la ópera, fuimos dando un paseo, la noche era de lo más agradable e invitaba a caminar.  Hablamos poco, el silencio no era por nada, solo para poder disfrutar de ese momento.   No había mucho que decir, su forma de agarrarse a mi brazo y la presión de sus dedos lo decía todo.

Como ya he dicho en alguna ocasión, soy clásico, a mí el arte moderno no me gusta, no lo entiendo y no le veo la belleza, será porque tengo muy mala imaginación y solo veo lo que hay.  Me gusta mirar un cuadro y poder contemplar como el artista, reproduce hasta el más ínfimo detalle con una naturalidad asombrosa, esas caras que les falta  hablar, esas manos con el detalle de las venas más pequeñas.  Pues en arquitectura y decoración me pasa igual, me gusta una casa que parezca una casa y no un bloque de hormigón, con una decoración de casa y no pasillo de sótano. Como me oiga Joaquín Torres.

Nos detuvimos unos momentos al  doblar la esquina de la Avenida de la Ópera y quedar delante nuestra el Palacio Garnier, que preciosidad de fachada, resaltada por la buena iluminación que posee, los detalles dorados brillaban más llegando a su máximo exponente en las dos estatuas.   Su escalera es tiene una robustez y delicadeza que te conmueve los sentidos, se podría pasar uno horas contemplando esa maravilla.  Más de una veintena de lámparas cuelgan del Gran Salón, sus columnas doradas, sus frescos. Su patio de butacas es sublime, te deja sin palabras su decoración neobarroca.

Después de lo del arte voy a descubrir otra paletada mía, la ópera me aburre de solemnidad, creo que llegue a dar alguna cabezada, mi mujer no hacía nada más que darme con el codo en las costillas, si no hubiera sido así, me hubiera puesto a roncar cual choto. Tuvimos la noche movidita, me debió de sentar algo mal de la cena y pase más tiempo en el baño que en la cama.

“Buenos días.

Este es el último día en Paris y por mi parte solo tenéis que hacer dos cositas muy fáciles:

1ª Visitar el cementerio de Montparnasse, algo que para mí tiene mucho encanto.

2ª Ir al Mercado de las Flores, tienes que buscar un puesto especial, sabrás cual es cuando lo veas.

Divertirse”


Esta vez nos dieron el sobre mientras desayunábamos, tendríamos que hacer caso y ver como acababa esto. ©Fer

jueves, 25 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XX.



Abrí el ojo al entrar la primera claridad por la ventana, me estire un par de veces, tenía los músculos agarrotados. Me acerque a la venta a mirar el día que hacía………………plomizo, siempre igual, creo que en todos los días que hemos estado, cerca de 30 juntando todos los viajes, hemos tenido 3 o 4 días de sol, los demás ha sido este cielo plomizo.

Duchados y arregladitos bajamos a desayunar, el salón Meurice es espectacular, decorado de forma palaciega te traslada a la corte del Rey Sol. Con el estómago lleno al salir nos llamó otra vez la recepcionista y nos entregó otro sobre, ¿cuantos habría?

“Buenos días
Espero que os divirtierais, es muy romántica la cena en el barco  y el espectáculo le pone un punto frívolo. Hoy disfrutar del día a vuestro aire, esta noche tenéis entradas para la Opera.
A divertirse. Besos”

No sé lo que pretendía Encarnación y hasta donde quería llegar, las demás pruebas las había ido entendiendo, pero esta no daba con la clave, no teníamos que hacer nada, solo disfrutar. Lo que no la puedo negar es su capacidad de organización, lo tenía todo perfectamente cuadrado, no se le escapo ni un solo detalle.

Hoy nos quedaríamos a esta parte del río  teníamos que hacer algunos encargos y seguro que algo caería para nosotros. Para que vamos a perder el tiempo, derechos a la Vendôme, plaza donde están las mejores joyerías, aquí sería nada más que darse el gusto de mirar. La Madeleina, la Opera, y derechos para el Sagrado Corazón. En este último tenemos una anécdota de lo más simpática.

En nuestro primer viaje, el primer día, si nos dan un par de horas más nos salimos de Francia, mapa en mano y con cara de Paco Martinez Soria, por la tarde a última hora queríamos ir al Sagrado Corazón, las puestas del Sol  son inolvidables con todo París a tus pies. Nos bajamos del metro y derechos para arriba, calle para un lado, calle para otro y  delante de nosotros una escalera muy parecida a la del Exorcista, pero como 4 veces más larga. Pasito a pasito fuimos subiendo con las piernas agarrotadas, llevábamos más de 12 horas dando vueltas. Entramos en el Sagrado Corazón, rezamos un padre nuestro y salimos a contemplar las vistas, mientras estoy extasiado por la visión siento una colleja, encogido por el susto oigo la voz de Rosa:

-Me haces subir todas esas escaleras y hay funicular……………….te mato.

Habíamos subido por una escalera que hay en el lateral y no por la escalinata principal.

En la  calle San Honore, sin tener el nombre de otras, está salpicada de las mejores tiendas de París  va paralela a los Campos Elíseos y a Rivoli. Es conocida la pasión de las mujeres por las tiendas y como es lógico, mi mujer no hace de menos su condición femenina, así que nos la recorrimos por completo. Acabamos llenos de bolsas y derechos al hotel.


Mientras se duchaba Rosa baje a recepción, quería intentar sonsacarle algo a la chica de los sobres.  No saque muchas cosas en claro, pero alguna cosilla sí. Los sobres habían llegado por correo en un sobre más grande,  ella seguía órdenes personales del director del hotel y solo sabía cuándo tenía que entregar cada sobre. Subí a descansar un poco y a ducharme antes de bajar a cenar. ©Fer

martes, 23 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XIX.



Picamos algo en un café  al lado del Trocadero,  las vistas desde allí son impresionantes, quedan a tus pies los jardines del Trocadero,  el Sena, la Torre, los Campos de Marte. Son graciosas las artimañas que se buscan los vendedores de souvenirs, te oyen hablando en español y se acercan a toda prisa diciendo: Hola Mari Carmen. Son inverosímiles las colas que se forman  durante todo el día para la Torre, lo normal son un par de horitas de espera.

 Fuimos callejeando paralelos al rio dirección a la Cité, fuera de cualquier circuito turístico,  es la única forma de descubrir rincones  fabulosos. Estos barrios son de alto nivel y se respira una gran tranquilidad en sus calles, lo cual te invita a disfrutar del paseo. Poco a poco va cambiando el ambiente,  el tipo de casa, la gente, las tiendas….vas entrando en el Barrio Latino.

Es el barrio de la juventud, la alegría, del bullicio, en él se encuentran La Sorbona y varias Universidades, llamado así desde la Edad Media por la utilización del latín. En sus calles podemos encontrar casi de todo, desde comida rápida, a locales de copas con música en vivo, cines,  librerías con historia Shakespeare and Company.


Cruzamos a la Cité por el Pequeño Puente, saliendo a Nuestra Señora, siempre me ha dado la impresión que sus dos torres no estaban terminadas.  No pudimos pasar, se estaba celebrando una misa en recuerdo a los caídos en una batalla de la II Guerra Mundial, estaba lleno de militares y veteranos. Yo siempre miro para arriba, por si veo balancearse de gárgola en gárgola  a Quasimodo. Nos acercamos a la Santa Capilla, en la misma Cité, es la gran desconocida eclipsada por Nuestra Señora. Es un espectáculo de luz y color.
Cruzamos por el Puente Nuevo, llamado así por ser el primer puente de piedra, llegamos a San German de Auxerrois, en la plaza del Louvre. Desde su entrada se tiene una vista curiosa, mirando a través de las puertas del museo, se puede contemplar la punta de la pirámide. Ese sería nuestro camino.
Nada más entrar en el hotel, reclamo nuestra atención una de las recepcionistas, nos entregó un sobre, era de Encamación.
“Buenas tardes.
Espero que tú  y tú estéis disfrutando del viaje, es una ciudad maravillosa. No sé si la conocéis, pero da lo mismo, es la ciudad de la luz, la ciudad del amor.
Esta noche tenéis cena, así que a ducharse, arreglarse y disfrutar.
Besos”
Entramos derechos a la ducha, nos tumbamos un rato a descansar, la caminata se notaba. La ducha nos relajó y la verdad que no apetecía nada salir, pero había que ir a cenar. Otra ducha y a comenzamos a  arreglarnos.
Nos esperaba un coche en la puerta del hotel para llevarnos, pero antes haríamos una visita nocturna, nos mostrarían  los monumentos más importantes por la noche. Por mucho que rivalice en belleza,  la que sobresale por encima de todos en espectacularidad  es la Torre. Su iluminación dorada la dotan de un halo de señorío, los destellos  plateados llaman la atención y todo coronado por el gran foco de tu punta.
Entramos en el barco acristalado, decorado con detalle, estaba lleno. Nos sentaron por el centro del barco, nos trajeron un aperitivo y nos comunicaron que en breve zarparíamos. Una cena en barco, por el Sena, de noche y contemplando esta ciudad es algo inenarrable. La cena correcta y el espectáculo del Grazy Horse maravilloso. Estos momentos son en los que te salen los  sentimientos que tiene por la persona amada, solo con mirarle a los ojos es bastante.

Nos recogió el coche, mi mujer se acurruco en mí y fuimos callados. Nada más entrar en la habitación la atraje hacia a mí, nos fundimos en un largo beso. La noche fue larga y dulce. ©Fer

lunes, 22 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XVIII.



Empezamos el descenso, poco a poco nos fuimos acercando a las nubes que estaban a nuestros pies, traspasamos esa alfombra de algodón, pasamos de un cielo azul y un sol maravilloso a un cielo plomizo.  Vamos notando el cambio de presión, se te pasa por la cabeza…….”esto baja demasiado rápido”   Llegamos a Orly.

Nos estaba esperando un chofer para llevarnos al hotel, era el  prototipo de chofer de los aeropuertos, simpático, servicial, acelerado, chapurreando mil idiomas. En el trayecto nos fue dando las indicaciones típicas  y comentando  por donde pasábamos.

Llegamos a la puerta del Hotel Le Meurice,  en la calle Rivoli enfrente de las Tullerias.  Es uno de los hoteles con más encantado, tanto por su situación, como por su elegancia.
Su clasicismo te embarca a otra época rememorando aires del pasado.  Marmoles, columnas, maderas nobles, muebles de todos los Luises….  Pasamos por recepción y subimos a refrescarnos y cambiarnos de ropa.

La habitación bien merece un capitulo para ella sola, el intentar describir en pocas palabras sus características es complicado.  Amplia, luminosa, colores pastel, una cama inmensa la  preside,  butacas Luis XV, el baño en mármol con una  bañera antigua en el centro. Todo cuidado al mínimo detalle,  cada florero, centro, copa, lámpara, vaso….parecía como si hubiera sido colocado tras un largo estudio.

Listos y en perfecto estado de revista salimos a  patearnos Paris, es una costumbre que tenemos siempre que viajamos, utilizar los menos medios de locomoción que podamos y más en esta espectacular ciudad. Sexta visita y siempre con la misma ilusión. Subimos paseando por los soportales de la calle Rivoli hasta llegar a la altura de Plaza del Carrousel, que es la que separa las Tullerias  del Museo de Louvre. El museo  lo dejaríamos para alguna tarde más relajada.

Las vistas que tiene uno desde allí son espectaculares, a tu espalda la explanada del Louvre, presidida por la pirámide de cristal y de frente todas las Tullerias, la Plaza de la Concordia, Campos Eliseos y por último el Arco del Triunfo.  Esta vista es grandiosa  de noche cuando esta puesta en la Concordia la Gran Noria. Da gusto ver el cuidado y el respeto que tiene la gente, no ves un papel en el suelo, ni una colilla,  un detalle que me llamo mucho la atención es ver a una mujer bien vestida, agacharse, apagar el cigarro en el suelo, meterse la colilla en un bolsillo y ver como la tiraba en la primer papelera que encontró.

La Concorde es la separación entre las Tullerias y los Campos Eliseos.  Presidida por el obelisco de Luxor, regalo de Egipto y flanqueado por dos fuentes, es la plaza más importante de Paris por su historia, en ella se instaló la guillotina.

Los jardines siguen al principio de los Campos Eliseos y entre sus árboles hacemos importantes descubrimientos. A la derecha el Palacio del Eliseo, residencia del Presidente de la Republica. A la Izquierda, el Gran y el Pequeño Palacio, que se construyeron para una Exposición Universal. Pasamos a parte alta de los Campos.
Esta es la zona más conocida y comercial y glamurosa, tiendas de primeras marcas, así como teatros y cabaret como el Lido. Uno de los cafés-brasserie más famosa  es el Fouquet`s, punto de referencia del famoseo, caro, mal servicio y comida normalita.


Llegamos al Arco del Triunfo, construido por Napoleón tras la victoria de Austerlitzy como homenaje a sus tropas, se ha convertido en uno de los monumentos de referencia. En sus paredes podemos leer el nombre de las batallas ganadas por los ejércitos de Napoleón, así como el nombre de sus generales muertos en combate. La subida a lo alto del arcos, se hace por una escalera angosta y empinada, 189 escalones para subir los 50 metros, pero merece la pena. ©Fer

viernes, 19 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XVII.



Pregunte por Dolores en la agencia. Era una mujerona de unos 50 años, alta de curvas pronunciadas y con  una gran clase. A parte de uno ojos que te hipnotizaba, tenía un pecho  descomunal, jamás había visto nada semejante, pero contrario a lo que pueda uno pensar, no desentonaba demasiado, toda ella era grande, que no gorda.

Cuando termino de hablar por teléfono se levantó y vino a saludarme muy amablemente. Me invito a sentarme en su mesa. Le explique qué venia de parte de Encarnación y se le iluminaron los ojos, me comento que eran buenas amigas y que había sentido mucho su perdida. Abrió unos de los cajones y saco una carpeta.

Se tenía que haber dado cuenta, mis ojos solo tenías dos objetivos, sus ojos y sus pechos, no podía mirar para otro lado. Ella siguió hablando con la mayor naturalidad del mundo y empezó a entrar en detalles de lo que había dejado Encarna para mí.

Consistía en un viaje de 4 días a Paris para dos personas, hotel, varias excursiones y entradas para varios sitios, la fecha de salida era para este jueves a las 8 de la mañana, lo billetes estaban  a nombre de Rosa y mío, joder lo fino que había hilado Encarna.

A las 6 nos estaba esperando el taxi en la puerta, nos ayudó el taxista a subir las maletas, no me puedo explicar cómo hay gente que con una mochilita se apaña, yo para un fin de semana necesito una maleta amplia. Nos quedamos en la puerta para echar un cigarro antes de entrar, facturamos las maletas y nos fuimos a desayunar.  Siguen sin gustarme las cafeterías del aeropuerto, además de  caras, no tienen buen servicio, pero bueno teníamos que hacer tiempo.

A pesar del madrugón tenía el día jocoso y mientras tomábamos el café me dio por comentar de la gente que pasaba, a cada uno le fui creando una pequeña historia:

-Esa pareja va de luna de miel y la cara de mala leche que lleva ella, eso es que se llevan a la madre de él.

-Eso grupo de jovencitas van a Ibiza de viaje de fin de curso, llevan de todo menos bragas.

-Esta chica de Sudamérica viene a conocer a su novio de Internet.

-Aquel con traje y cara de pena va a una reunión de negocios.

-Aquel  grupo viene de un Crucero nudista.

Pobre Rosa, lo que me tiene que aguantar.

Salimos a la puerta otra vez a echar un cigarro, es impresionante ver las colas de los taxis, debe ser un negocio el estar 4 horas parado esperando para cargar un viajero, que lo dudo, pero cada cual sabe de lo suyo. Sigo sin entender esta estúpida prohibición del tabaco. Me parece genial que en los lugares públicos no se fume, lo que no entiendo es que no habiliten zonas para ello, dicen que es por nuestra salud y nos lo prohíben,  si fuera por eso ¿No sería mejor dejar de venderlo?

A mí cada día se me cae más el mito de las azafatas,  las hay guapísimas y espectaculares, pero la mayoría suelen ser muy normalitas y hay un porcentaje considerable que son unos cayos. Y  los trajecitos que eligen algunas compañías, que entre escoger conjuntos raros y los colores  te hacen daño a la vista.

Embarcamos y nos sentamos tranquilamente en los asientos que nos correspondían, baje la repisa y empecé a ojear el periódico mientras se ubicaba todo el pasaje. Las explicaciones de rigor por la megafonía, el sonido de las rudas por la pista de rodadura para coger cabecera de pista, el pasar de las luces, el giro, esos segundos de calma y la aceleración repentina para alanzar la velocidad de despegue.


Paris mon amour.  Bon voyage. ©Fer

jueves, 18 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XVI.



Lo angosto del cañón y los escalones desgastados,  hacían que la bajada no fuera tan fácil. Ante uno, la profunda oscuridad rota por el haz de la linterna, notabas en la piel como al ir bajando descendía la temperatura, las paredes se iban cubriendo de un moho blanquecino y la humedad se hacía más evidente.

Allí abajo había pocos sitios para poder esconder algo, las paredes cortadas por la punta del pico, solo con alguna pequeña hendidura donde se colocaban los cerillos antiguamente. Así que solo quedaba detrás de las barricas y los cubetes, no sería muy complicado, solo había 6. Lo encontré en el 4º, pegado en la parte trasera.

“Hola Fernando.

Recuerda como me gustaban las chuletas a la parrilla y ese vinillo que entraba de maravilla, más de una vez salí empachada y un poco contenta.

La última es prueba es la más fácil de todas. Tienes que ir a la agencia de viajes que hay debajo de mi casa y preguntar por Dolores.

Suerte. Besos”

Con la tranquilidad de haber encontrado el sobre me comí las chuletas con gusto, acompañadas de un buen cantero de la hogaza y unos tragos de vino. La noche era templada  y nos fuimos para casa de mi primo cerca de las 2 de la madrugada.

Recorría las calles cuando despuntaba el día, solo se escuchaba el canto de los pájaros. Cada rincón me traía un recuerdo. Esa valla de piedra donde me escalabre, el poyete donde se sentaba mi querido Cayo, el frontón donde había jugado tanto, los soportales de las escuelas donde íbamos a echar nuestros primeros cigarros, la fuente de 4 caños, la plaza donde se ponía la música y descubrí los placeres del baile, las eras primeros escarceos amorosos………. Y tantos y tantos más.

Pero si hay algo que recuerdo con claridad son los ruidos, el cacarear de las gallinas, el rechinar de los guijarros aplastados por las ruedas de los carros, el balar de los rebaños cuando los sacaban a pastar pasando por mitad del pueblo, el golpe seco de los cascos de los machos para quitarse las moscas, el chasquido de las trallas, el crujir de la paja al ser trillada…….

Cuando volví estaban preparando el desayuno, coñe que seguían utilizando aquellos tazones de porcelana  que hacían medio litro por lo menos, mi primo seguía con la misma costumbre de migarse el pan, los demás le dimos a la torta dulce de anís.  Tras mucho insistir para que nos quedáramos a comer, nos despedimos  y nos dirigimos a las Hoces del Duratón.

Dejamos en el coche en el aparcamiento y empezamos a bajar el camino hacia la Ermita de San Frutos, enclavada en unos de los salientes de las Hoces, tiene unas vistas privilegiadas del rio y los cortados. Yo me he preguntado muchas veces: ¿Y el Frutos este, como que le dio por acabar allí?  Hacia algo de viento el cual aprovechaban los buitres y pasaban casi rozándote la cabeza.  La Ermita esta en uso y del convento quedan en pie algunas de las paredes. Al ser pronto, solo había 3 personas más, la paz y tranquilidad que se respiraba era absoluta.

Después de un buen paseo fuimos a Sepúlveda a ver a unos amigos y de paso comer. Cholo y Balbi son una pareja encantadora que regentan uno de los restaurantes típicos, Casa Paulino. Pasamos primero por el restaurante donde estaría Cholo y después pasaríamos por su casa para ver a Balbi.

La historia de esta Villa se remonta a varios siglos A.C., así que podríamos escribir mucho, nos quedaremos con su conjunto histórico de casas y monumentos, siendo su seña de identidad la plaza Mayor empedrada y las Iglesias de El Salvador y la de la Virgen de la Peña.


Salimos hacia Madrid con el estómago lleno y con la alegría de haber pasado unas horas con unos buenos amigos. ©Fer

miércoles, 17 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XV.



“Hola Fer.
Estamos a mitad de camino, espero que no te haya sido demasiado difícil y lo hayas pasado bien. Ahora nos quedan las dos últimas, esperemos que te sean igual de fáciles que las anteriores.

“Buen trago y mejor bocado, bajo la tierra de tus ancestros lo tendrás”

Muchos besos”

Ya estamos liados otra vez con las malditos acertijos, vamos los estaba cogiendo un cariño.  Este se me vino a la cabeza de inmediato, creo que tenía localizado el lugar, el pueblo de mis abuelos.

Madrugamos el sábado, aunque no está muy lejos se tarda hora y cuarto, es una manía heredada de mi padre, los viajes hay que hacerlos pronto. Preparamos una pequeña bolsa con una muda, aunque no teníamos pensado pasar la noche fuera, siempre hay que ir preparados.

Desayunamos tranquilamente, café y tostada con aceite, mientras charlábamos. Rosa me expresaba su inquietud por la situación que teníamos, ella llevaba año  y medio en paro y se la acababa el desempleo, pero a mí me preocupaba más su estado anímico, la estaba empezando afectar. Como íbamos con tiempo decidimos pasarnos por Riaza, hacía muchos años que no recorría sus calles.

Villa de origen medieval, situada en la falda norte de la Sierra de Ayllon, sigue guardando su encanto en las calles empedradas y sobre todo en su Plaza Mayor de  soportales que rodean el suelo circular de arena. Rica en su gastronomía castellana, para mi podemos destacar La Taurina, restaurante situado en la misma plaza, su especialidad el asado, destacando el de cabrito.

Lugar de veraneo de cierto nivel, podemos destacar en sus alrededores, la estación de esquí de La Pinilla, odiada y amada por su dificultad y la Ermita de Hontanares, enclavada en un robledal y con un precioso mirador Piedrasllanas.

Nada había cambiado, solo la gente a la cual en su mayoría ahora no reconocía, pero seguía teniendo el mismo encanto que siempre. No era hora de tomar un vino, así que entramos en Casaquemada a tomar café, siempre me gusto su chimenea, era la caldera  para la calefacción central del edificio, mediante un serpentín de las tuberías de la calefacción que había en el suelo, calentaba todo el  circuito.

Seguimos camino, pero decidí que lo haríamos por las pistas forestales, todos aquellos campos los conocía como la palma de la mano, sabía cada navajo, majada, muladar, fuente, vereda, cárcava………..lo que lo habría andado. Eran 50 kilometros que nos llevarían una hora.

Cada vez iba creciendo el tamaño de las antenas y del puesto de vigilancia forestal de Peña Cuerno, punto más alto de la  Sierra de la Serrezuela. Malditos molinos, como han colonizado todas nuestras sierras, me gustaría ser como Don Quijote y cargar contra ellos. Desde este enclave magnifico se tienen unas vistas privilegiadas, desde él se dan vistas a Segovia, Burgos, Valladolid y Soria.

Por el camino de la cuerda, entre robles a un lado y pinos al otro,  nos dirigimos a la carretera local, que no llevar al pueblo. Pero antes de llegar hay que hacer otra parada de rigor, la Cruz de Caravaca. Varias son las historias por la cual esta erigida en aquel pico. Una es por unas pestes que hubo, otra para proteger al pueblo de las tormentas………………. Aunque no se sepa bien su porque, se ha convertido en uno de los sitios más queridos.

Se habían arreglado muchas casas, otras se habían hecho nuevas, pero seguía siendo aquel pequeño pueblo castellano. Un torrente de recuerdo me bloqueo la cabeza, no podía ir asimilando todas aquellas imágenes que aparecían en mi mente. Esas vivencias de niño que no se te borran nunca y parecen que están grabadas a fuego.

Desde muy pequeño pasaba allí las vacaciones de veranos, semana Santa y los fines de semana. Llegando allí éramos como potros salvajes que corrían libremente por los prados, solo había horario para las comidas y dormir. Tiré derecho a casa de un primo de mi madre, Pepe, vive cerca de la Iglesia y le había llamado según íbamos de camino.

Nos estaban esperando con la mesa puesta, patatas bataqueadas. Hacía mucho que no comía unas patatas tan buenas, que sabor da a la comida la lumbre y aquella hogaza de pan, recia, contundente, metida en harina, aquello arreglaba el cuerpo al más pintado. Charlamos de la familia, del pueblo y de cómo había cambiado las cosas. Yo seguía dando vueltas al acertijo, no sabía todavía donde estaría el sobre.

Bajamos a ver los molinos de la familia, son preciosos. Pegado a una ladera, al rio y escondido por la vegetación, seguía teniendo el mismo magnetismo de siempre, serían los genes, pero siempre me había atraído. El huerto aunque cuidado, no tenía el porte de cuando vivía el Tío Juan, no tenía nada que envidiar a ningún jardín palaciego, parecía que estaba todo hecho con escuadra y cartabón. Gracias a mis primos, mi trozo de huerto no estaba perdido y sus más de 100 frutales seguían dando unas de las mejores manzanas y peras del lugar.

Bajamos a ver el molino viejo, allí teníamos otra suerte de tierra. Yo solo he conocido las ruinas, aquel lo dejo mi familia hacia muchas generaciones y solo quedaban las ruinas. Como ruina era el nogal, seco y sin la grandeza de su copa estaba más para una película de terror que para otra cosa. Teníamos merienda preparada y cual podía ser, chuletas a la parrilla en las bodegas.

En aquella zona es costumbre que en un cerro de los que rodea el pueblo, cada familia tenga su bodega propia.  No pensemos en esas bodegas que nos muestran en los reportajes, son más humildes. Suelen tener un cañón, que así se llama el pasillo excavado en la roca, por el cual se descienden de 10 a 15 metros, llegando  a la sala, donde hay varias habitaciones donde se almacenaba el vino en cubas. Toda esta obra de ingeniería estaba construida a pico y pala.

Costumbre  de cuando no había neveras, era ir a la hora de comer a por vino fresco a la bodega, se llevaba una chaqueta al hombro que cumplía 3 funciones: 1ª. Ponérsela para bajar, ya que a bajo hace 15º-16º y la diferencia de temperatura es notable. 2ª. Al llevarla colgada en un hombro solo, meter debajo el jarro y protegerle del sol, así no se calentaba. 3ª. Esconder el jarro, para no tener que ofrecer si te encontrabas con alguien.

Preparamos la lumbre y mientras se iba consumiendo para hacer las ascuas, preparamos las mesas, los bancos están hechos de piedras en la puerta. El encargado de la lumbre la removía con el urgunero, que así llaman al palo largo con el que se atiza. Quemo las parrillas y las limpio con papel de periódico, colocamos las chuletas y ahora solo tocaba esperar que las ascuas hicieran su trabajo.

Baje a por un jarro de vino fresco, según estaba abriendo la espita me acorde de lo que disfrutaba Encarna en las bodegas, tanto por la comida, como por el vino y de cómo la gustaba bajar a ella a sacar el vino. Subí el jarro y cogí una linterna más grande, tenía que comprobar el presentimiento que tenía. ©Fer

lunes, 15 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XIV.



Fueron pasando los días muy tranquilos,  no me venía mal,  las últimas semanas habían sido demasiado ajetreadas.  Puede centrarme en el trabajo y en la familia.

Llame a Noelia, tuvimos una conversación cariñosa, de dos amigos que no se veían hacía muchos años, pero que han tenido una buena amistad. Hablamos de lo humano y lo divino, de todo lo sucedido durante estos años y de Encarna. Quedamos al día siguiente para dar unas bolas y jugar unos hoyos.

Pase a buscarle por su casa, al vernos nos fundimos en un fuerte abrazo, era como si no hubiera pasado el tiempo. Estaba espectacular, siempre había sido guapa, pero la madurez le había dado un encanto especial. Echamos sus palos en el coche y no marchamos.

Llegamos  R.C. Puerta Hierro de donde ella es socia. Es uno de los clubes más selectos de España, todo en el es lujo. Aparte de su campo de golf de 18 hoyos, su cancha de entrenamiento, canchas de tenis, pádel y su campo de polo. La  casa club es un palacete impresionante, decorado de forma clásica, tienes toda la impresión de entrar en otra época.
Estuvimos calentando dando unas bolas, hay que estirar los músculos antes de salir al campo. Daba gusto contemplar su swing, era elegante, casi perfecto, su cuerpo y el palo se fundían formando solo uno. Cogimos los palos y fuimos al tee del  uno. Fuimos enlazando los hoyos, en los largos paseos entre golpe y golpe charlábamos animadamente.

Su vida se había convertido en un mero escaparate, se caso con Juan el hijo del socio de su padre, el amor prácticamente entre ellos no había existido, fue un matrimonio casi programado por las familias, los intereses estuvieron por encima de todo, de cosas así nos libramos los pobres, lo que no se puede comprender es que en los tiempos que estamos sigan pasando estas cosas. Ella se había acostumbrado aquella vida, económicamente y socialmente lo tenía casi todo y por lo que me dejo caer,  había varios  amantes. Terminamos de jugar y como era normal, me gano. Dejamos los palos en el coche y nos fuimos a comer a la casa Club.

No habíamos tratado el tema de Encarna en toda la mañana, así que seguro que lo haríamos mientras comíamos. Pedimos los dos lo mismo, una ensalada de ventresca para compartir  y un lenguado mernier, de beber agua, había que recuperar líquidos.

Sin esperar entro derecha a tratar el tema. Fue desgranando todo lo que había pasado, como se entero Encarna de la enfermedad, como la afronto de la mejor forma, como la informo del juego y como fueron los últimos días. Los dos teníamos un nudo en la garganta, casi no nos dejaba hablar.  Sabíamos que a ella no la gustaría vernos así, nos serenamos. Le conté las pruebas que había tenido hasta ahora, que ella era la tercera y que me quedaban 2 más.
Saco de la pequeña bandolera un sobre, lo dejo encima de la mesa y lo acerco hacia mí:

-Ábrelo cuando estés solo.  ©Fer

jueves, 11 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XIII.



Margarita me contesto al día siguiente, después de un saludo correcto, dejo su número de teléfono para ponernos en contacto y tomar un café. La conclusión que pude sacar, es que ella no era la persona, de todas formas quedaría  para tomar ese café.

¿Cómo daría con Noelia? Esa era ahora mi meta.

No quería utilizar otra vez mi contacto policial, eso solo lo haría como último recurso. Hoy tenía poco trabajo y dedique la mañana a su búsqueda, utilice todos mis conocimientos en el mundo virtual, pero no dieron resultado, era como si hubiera desaparecido. Ana no me había respondido todavía.

Cuantos recuerdos y sensaciones me estaba trayendo todo aquello. En qué lugar recóndito de nuestra mente acumulamos toda esa información, como lo podemos dejar olvidado y cuáles son los detonadores que nos hacen recordarlos. No sabía si odiar o darle las gracias a Encarna.

Llame a Margarita y hablamos cerca de una hora,  nos pusimos al día de nuestras vidas y comentamos las desgracia que había pasado. Quedamos a comer al día siguiente.
Por fin me había contestado Ana, lo hizo de forma fría, distante, como si la molestara que me hubiese puesto en contacto con ella, lo importante es saber si tenía o no la pista. La respondí de forma clara y directa, no quería perder el tiempo, vista su reacción.

Llegamos a la vez a la puerta del restaurante, estaba igual de guapa que siempre, solo con alguna arruguilla más, tiene mucha clase. Nos dio mucha alegría el reencontrarnos y nos saludamos afectuosamente. Fue una comida de lo más amena, seguía con el mismo trato elegante de siempre, me contó lo duro que fue la enfermedad  para todos y lo bien que lo había llevado Encarna, hasta en los últimos momentos. Por desgracia Margarita no era la persona.

Ana me contestó diciendo que ella no era esa persona y que no entraría en un juego así. Me quede extrañado, pero aliviado que no fuera ella, con la contestaciones no me apetecía nada verla.

Estaba claro, la persona era Noelia.

Salí a media mañana de la oficina, me acercaría a casa de los padres de Noelia, esperando que siguieran viviendo allí y me pudieran decir cómo ponerme en contacto con ella.   Llegue a la puerta del chalet,  de ladrillo blanco con la pizarra negra como tejado y la inmensidad del jardín perfectamente cuidado, me había encantado siempre. Llame al telefonillo y cuando me respondieron pregunte por la familia Sarmiento, al contestar afirmativamente,  explique que  era un antiguo amigo de la familia y quería hablar con la señora. Sonó la chicharra eléctrica de la cerradura de la puerta.

Me estaba esperando una mujer de aspecto indonesio con la puerta entreabierta, desplegó una sonrisa muy simpática dándome los buenos días. Después de contestarle le dije:

-Soy Fernando Antón.

Con paso grácil y después de indicarme que esperara un momento, se perdió por el pasillo de iba a la sala de estar. Conocía bien la casa, habíamos pasados muchos días disfrutando de sus comodidades y de la amabilidad de la familia. En la escalera seguía colgado el cuadro del bisabuelo con traje de Húsar de Pavía, estaba todo prácticamente igual. Regreso y me indico que le acompañara.

Su elegante figura me estaba esperando de pie a lado de la mesa, al vernos se nos esbozó una amplia sonrisa, Cogí sus manos extendidas  y nos dimos dos besos. Carmen seguía siendo una mujer atractiva con sus setenta y pico años, que magnetismo. Yo siempre me había llevado bien con ella, me había tratado como a un hijo más,  alguna vez pensé que me quería como novio de su hija.

Le solicito  a la chica que nos trajera un café, pidiéndole el mío a mi gusto, todavía lo recordaba. Nos sentamos, parecía que no habían pasado los años, la complicidad seguía igual.  Fluida, cordial, entretenida…….la charla nos fue llevando a conocer lo que había pasado en estos 20 años. Si esperar a que me preguntara lo que quería  se lo dije, necesitaba hablar con Noelia, explicándole lo que había ideado Encarna.

Sonrió y me empezó a contar la vida de Noelia. Se había casado con el hijo del socio de su padre, tenía 4 hijos y vivía 2 calles más para abajo, pero que no me molestara en acercarme ahora, estaban fuera de viaje y no vendría hasta dentro de 10 días. Abrió una cajita que había encima de la mesa y me dio una tarjeta de visita de su hija:

-Llámale, le hará mucha ilusión, la misma que me ha dado a mí.

Me acompaño a la puerta y antes de despedirse me invito a venir más a menudo, que no tardara otros 20 años, que siempre era bienvenido.


Me fui con una sensación de bienestar maravillosa y lo más importante, había dado con Noelia. ©Fer

martes, 9 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XII.



Aquella noche lo había decidido, al día siguiente me acercaría a casa de Encarna y preguntaría al portero.   Eugenio, que así le llamaban, tenía que estar ya jubilado, pero seguro que el nuevo, sería igual de “listillo”

Era demasiado pronto para que estuviera en la portería, a estas horas estaría limpiando por la escalera, cogí el ascensor hasta el último piso y bajaría por la escalera hasta que diera con él. No había cambiado mucho la casa, unas manos de pintura, algún retoque en los descansillos, pero poca cosa más. Toda búsqueda tiene su recompensa y entre el 3º y el 2º le encontré.

Me lleve una grata sorpresa, el nuevo portero era el hijo de Eugenio, Federico. No saludamos amigablemente, ya que en aquellos años, habíamos mantenido largas charlas, teníamos algunas aficiones comunes. Sin dar detalles le pregunte, se quedó pensando unos instantes, típica treta para darse cierta importancia. Me contó  prácticamente con detalle todo lo que había sucedido, pero no me daba los nombres de las personas. Después de casi diez minutos de divagar, empezó a soltar nombres:

-Federico por favor, solo los que venían más a menudo.

-Dª Margarita, Dª Noelia y Dª Ana.

Ya tenía lo que quería,  le puse la primera escusa que se me vino a la cabeza y me despedí  de manera afable.

En el coche le fui dando vueltas a esos 3 nombres y la verdad, cualquiera de ellas podía ser.

Margarita López Granero.

Se habían conocido en el colegio, su amistad fue muy buena hasta que tuvieran un pequeño distanciamiento por un chico. Imagine que el paso de los años las llevo a darse cuenta de su niñería y retomarían la amistad.

Noelia Sarmiento Moreno.

Eran amigas desde que nacieron prácticamente, veraneaban en el mismo sitio, las casas las tenían puerta con puerta.  Las dos familias fueron de las pioneras en veranear en aquel lugar.

Ana Valle Centeno.

Eran inseparables en su época de CEU. Muchas veces me sentí como si tuviera dos novias.


Al abrir el Facebook, cuando llegue a la oficina, lo primero que hice fue intentar localizarlas. Di con Ana, pero de las otras dos no había ni rastro. Solicite su amistad y le mande un privado. A Margarita la encontré en otra red social, volviendo a repetir la misma operación. No había rastro de Noelia, tendría que emplearme a fondo. ©Fer

lunes, 8 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XI.



Fueron pasando los días de forma tranquila, había apartado el juego de mis pensamientos, necesitaba centrarme en mis asuntos.  Tenía demasiados temas pendientes que  necesitaban mi atención.

Llevaba cerca de un año que no era yo, había cosas que me estaban afectando y tenía que comenzar a controlar. Este juego, me ayudo a recuperarme en parte, pero quedaban muchas cosas todavía y no las podía dejar aparcadas. Como me gustaría muchas veces el haber sacado el carácter de mi madre.

Mi madre ha sido siempre una mujer de gran valía, decidida, temperamento fuerte y sin miedos absurdos. El buque insignia que ha  guiado la familia. Cosa que ha ido cambiando cuando ha entrado en la vejez, muchas veces me quedo perplejo del cambio que ha dado, cuando  veo los miedos que tiene ahora.

Yo por suerte o desgracia, soy como mi padre. La mejor forma de definirnos es: “como la gaseosa” se nos va la fuerza por la boca.  Nos damos desde el principio, recibiendo los mamporros correspondientes y por mucho que pasen los años, no cambiamos, solo somos un poco más gruñones. Pero volvamos al tema, que nos hemos desviado.

¿Quién sería aquella persona?

Haciendo caso a la pista, debía de ser alguien de toda la vida, con la cual tuviera plena confianza y que hayan seguido manteniendo relación. Hasta aquí, la deducción es lógica, pero como en todo lo anterior, no sabía nada de su vida hace 20 años y menos de sus amistades. Esto me llevaría a tener que acercarme a su entorno y preguntar, cosa que no me apetecía mucho.

Entro Teresa en mi despacho, es la secretaria del jefe, solo con ver la expresión de su cara sabía lo que quería. Cerró la puerta y echo la llave, mi cuerpo se estremeció y me excite al instante. Sin mediar palabra, separo mi sillón de la mesa, se arrodillo entre mis piernas, bajo la cremallera del pantalón y hundió su cabeza entre ellas.  No se aparto hasta que hubo terminado conmigo, se recoloco la ropa, paso un dedo por sus labios, abrió la puerta y se marchó según vino.

Teresa, era unos de los problemas que tenía que solucionar. Nuestra relación, si es que se puede llamar así, que lo único que tenía era sexo, empezó en la cena del cumpleaños de Juan, compañero de trabajo. Ella y yo siempre habíamos mantenido las distancias, solo nos dirigíamos  la palabra con temas laborales y aquella noche había sido igual. Cuando iba para casa en el coche, le vi intentando buscar un taxi, pero aquellas horas y en aquel barrio sería difícil, pare a su altura y bajando la ventanilla me ofrecí a llevarle.

Creo que en los 20 minutos que duró el trayecto hasta su casa, las únicas palabras que dijo fueron: 2 gracias, 1 si y 4 no. Lo sorprendente vino a llegar a la puerta de su casa, nada más parar el coche, su manos vino a mi entrepierna, bajo la bragueta y se inclinó sobre mí. Yo me quede blanco, pero nada más notar sus labios en mí, se acabó la poca resistencia había puesto. Levanto su cabeza, me miro a los ojos diciéndome:

-Sube a casa.

La ardua batalla para darnos el máximo placer duro hasta despuntar el día, me vestí y dejándole en la cama dormida, me marche.


Al día siguiente tenía una sensación rara que me recorría el cuerpo, que reacción tendríamos al vernos. Pues la misma de todos los días, fue como si no hubiera ocurrido nada, la distancia entre ambos era la misma, solo que ahora de vez en cuando y sin saber muy bien porque, teníamos una sesiones de sexo. ©Fer

viernes, 5 de julio de 2013

EL SMS. PARTE X.



“Hola Fernando.

Sé  que te lo he puesto complicado, pero tenía plena confianza en ti. Siempre me quedo un maravilloso recuerdo de este viaje.  Vamos:

“Siempre apoyando y siempre a tu lado. Encuentra la persona”

Buena suerte. Besos”

Me sentía aliviado por haber conseguido la prueba, ahora nos tocaba disfrutar  el resto del tiempo. Comimos en el restaurante La Aldea, donde nos apretamos uno de los mejores cocidos Montañeses que he probado, acabe como los lagartos, no me podía mover. Reposamos la comida sentados en una terraza tomando un café, no podía ponerme a conducir nada más acabar.

Me ha gustado siempre pasar el puente de la ría de San Vicente, sé que parecerá tonto, pero me da la impresión de estar pasando el puente levadizo de un castillo. Cruzamos el pueblo en dirección a Unquera, famoso por sus corbatas, sin ánimo de ofender, no me gustan nada.
Al llegar a La Hermida se me ocurrió una de mis brillantes ideas. Le pregunte a un paisano que estaba apañando unas vacas en  un prado, que si había alguna pista forestal  para llegar hasta Potes. Nos indicó un camino para los pastos altos, pero que no iba a Potes, iba a Castro Cillorigo, primer pueblo nada más cruzar el desfiladero.

Fuimos serpenteando las empinadas laderas,  los prados solo separados por unas vallas de piedra y algunas vacas en ellos. Mi mujer que me sigue a todas partes, iba con miedo, no se veía a nadie, solo había alguna paridera perdida, pero entre bromas  la fui calmando. Entramos en una zona donde el bosque se apoderaba del terreno, habíamos dejado los prados atrás, al salir de una curva nos llevamos una sorpresa, dos parejas con dos perros iban camino arriba, coñe si estaban a más de 15 km de cualquier pueblo. Nos paramos con ellos y charlamos un rato, eran de Castro y regresaban  de pasar  el día. Nos ofrecieron un trago de vino y seguimos nuestro camino después de despedirnos.

Al llegar al llano de la cumbre descubrimos una pequeña charca, era poco más de un par de piscinas, tenía un encanto especial. Coño otra sorpresa, en una piedra al lado de la charca, había un tío sentado, al final iba a ser esto como la Gran Vía. Llagamos a Castro entre un frondoso bosque,  no tenía que ver nada con la otra vertiente.

Llegamos a Fuente Dé, lo pequeño que se siente uno en aquel circo glaciar, levantas la vista y solo ves rocas. Esta vez no subiríamos en el teleférico, habíamos perdido mucho tiempo por la aventura, aunque es una maravilla las vistas que ofrece desde El Cable. Dimos un pequeño paseo cogimos el camino de vuelta.

La carretera baja pegada el Rio Deva, que allí tiene su nacimiento. Hicimos una parada en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se encuentra el trozo más grande de Lignum Crucis. Parada en Potes a tomar una Coca Cola y a seguir camino.

Poco a poco vas entrando en el desfiladero, las paredes cortadas casi en vertical, no te permiten ver el cielo, muchas veces crees que no tienes sitio por donde seguir, poco a poco vas descubriendo los pasos, vas saltando el rio de una orilla a otra. Paramos al lado de uno de los puentes, y al asomarnos al rio descubrí a unos pescadores. Charlamos un rato con ellos, dada mi afición a la pesca, no se los había dado demasiado bien, ya que la temporada anda algo avanzada. Pasado Panes, el rio pierde algo de su encanto, su caudal aumenta al unirse el Cares  y se convierte en un reclamo para hacer rafting.


Llagamos a Santander nada más anochecer, estábamos cansados, cenaríamos algo por el centro y a descansar, al día siguiente teníamos el camino de vuelta. ©Fer