sábado, 16 de marzo de 2013

ÁNGEL VII.


Desde aquella comida campestre  mi relación con Carolina se fue afianzando. Por nuestros trabajos teníamos complicado el poder vernos, pero aprovechábamos cada minuto que teníamos.


Conociéndome, no podía creer que en el tiempo que llevamos juntos no hubiéramos tenido sexo todavía. Aquella relación era de las de antes, un cortejo en toda regla y lo mas sorprendente, es que no me importaba.
Yo había sido siempre un poco crápula, era directo y claro. No es que utilizara a las mujeres, pero no me gustaba perder el tiempo. El sexo es algo que llevo dentro de mí y no me ando por las ramas.
Pero con ella era diferente, me atraía mucho, la deseaba, pero no quería forzar la situación, no  me gustaría que fuera un polvo más. Disfrutaba de cada momento con ella, el cogerla de la mano, mirarle a los ojos, de besarle levemente.


Hoy la consulta se me estaba haciendo muy pesada, menos mal que tenia los pensamientos en otro lado. Esto cambio cuando le toco el turno a Margarita, la dueña del bar.  
Fue clara y al grano, se había notado un bulto en un pecho y quería que la examinara.  Le indique que se desnudara de cintura para arriba, mientras me ponía unos guantes.  Dicen que los médicos estamos curado  de espanto, pero la verdad es que somos hombres, cuando me di la vuelta y vi  sus pechos casi se me saltan los ojos.  Había visto muy pocos pechos como aquellos,  grandes pero no caídos, una piel tersa, sus aureolas parecían dibujadas  y unos pezones prominentes.


Empecé a explorar el pecho que me indico y no era capaz de encontrar el bulto, cada vez me concentre mas, cerré los ojos intentando que todos mis sentidos se centraran en las yemas de mis dedos y lo que paso a continuación me  dejo desconcertado.    Margarita suspiro.
Abrí mis ojos y la mire, no me lo podía creer, su cara estaba dibujada por el placer. ©Fer

miércoles, 13 de marzo de 2013

MARIPOSA.




Roce la cara interna de tus muslos, las ingles, la planicie de tu vientre, mis dedos buscaban la suavidad de tu sexo, ese que había deseado tanto y que ahora seria mio.

Tu cuerpo reacciono rápidamente, primero se tengo y según fue creciendo la excitación, se relajo para  sentir todo el placer.

Mis labios  besaron tu cuerpo, eran como una mariposa en busca del néctar, rozaban levemente tu piel.
Me pose en tu flor, sentí el calor que desprendía, después de besarle repetidamente  comencé a pasar mi lengua. Cerré los ojos para recibir todas las sensaciones a través de mi boca.

Inundado por  una cascada de emociones me dedique a recorrer cada rincón y cada pliegue,  solo buscaba el que alcanzaras el mayor placer posible.

Se abrió, humedeció, palpitaba.............. parecía tener vida propia. Mi lengua  no cesaba de buscarte.

Los suspiros se tornaron en gemidos, los gemidos en gritos.........se tenso tu cuerpo y recibí todo tu placer.©Fer

miércoles, 6 de marzo de 2013

D. Trigémino.


En este día  tan triste, no puedo por más que acordarme de mi querido y amado amigo D. Trigémino Patascortas Bocainfierno. Hoy hace un año que nos abandonó, por desgracia para sus amigos y suerte para su mujer.
De buena dialéctica y lengua afilada siempre tenía la respuesta adecuada, su mayor diversión era tender la muleta para que entrara alguien al trapo, si tu alto, el bajo, si tu blanco el negro…………..pudiendo decir lo contrario en la siguiente vez,  el caso era buscar la polémica. Nunca le vi una salida de tono ni una mala cara,  por el gran conocimiento que tenia de los seres humanos, sabía perfectamente los terrenos que pisaba, tensaba siempre la cuerda hasta el punto de que parecía que se iba a romper y en ese momento  soltaba la tensión. Fueras a la hora que fueras sabias que siempre estaría él para un rato de charla, parecía ser parte más del mobiliario
Su sitio en la barra no lo ocupa nadie, aquel taburete pegado a los grifos de cerveza no ha vuelto a ser usado. Hombre amable y campechano siempre estaba dispuesto para apurar una caña de cerveza.
Tus amigos y el Sr. Mahou no te olvidan.
D.E.P.
©Fer

domingo, 3 de marzo de 2013

ÁNGEL. VI


Me desperté tarde, la cabeza me explotaba de la resaca, poco a poco iba recordando lo que había pasado por la noche.  Carolina era una maravilla, divertida, simpática, gran conversadora y qué manera de bailar. Hacía mucho tiempo que no me divertía tanto.
Eran cerca de la una, menos mal que era sábado y no tenía trabajo, aunque eso es complicado porque nosotros estamos las 24 horas. Metí la taza en el micro, necesitaba tomarme un café, aproveche para ir al baño y en ese momento sonó el teléfono. Joder lo que me hacía falta, una urgencia.


No era una urgencia,  todo lo contrario, fue una sorpresa de lo más agradable, Carolina que si quedábamos a comer.  Me pasaba a buscar en media hora.  Me afeite, entre en la ducha, me tome el café y me vestí. Que prisa me había dado, todavía me quedaban 10 minutos, prepare otro café, encendí un cigarro, solo estaba pensando en ella.
Toco la bocina, me estaba esperando en la puerta, nada mas verme sonrió,  subí de copiloto, nos dimos dos besos y arranco. Fuimos charlando de la noche anterior,  no recordaba muchas de las cosas que me decía, lo que pueden hacer las copas. No me dijo donde me llevaba, solo que era una sorpresa.
Nos metimos por un camino y después de unos 3 kilómetros llegamos a una explanada donde dejamos el coche.  Cuando nos bajamos del coche me di cuenta de lo guapa que estaba, unos pantalones vaqueros que le quedaban como un guante y una camisa blanca. Abrió el maletero y saco una cesta.


Nos adentramos por una senda entre la vegetación, se intuía que antiguamente había un camino y por el poco uso se había ido cerrando.  Yo la seguía sin atreverme a preguntar dónde íbamos, casi sin querer y otras veces queriendo miraba su culo, era una maravilla.
Se fue abriendo la senda y se descubría al final una casa de piedra, este lugar era precioso.  Me explico que era un molino que había pertenecido a su familia. De frente estaba la casa principal, a la izquierda  estaban las cuadras y a la derecha  en alto estaba la presa.  Dejamos la cesta en la puerta y subimos por unas escaleras de piedra llenas musgo  que había justo al lado de la entrada, al llegar arriba la visión de la presa era impresionante. Aquella película de agua reflejaba como un espejo, me quede impresionado.
Pasamos entre las dos edificaciones, no daba crédito a lo que veía, el contraste entre  lo selvático que habíamos visto y  lo cuidado que estaba el huerto, parecía un jardín de cualquier palacio. Los surcos eran perfectos, parecía como si se hubieran hecho con escuadra y cartabón. Me gustaba verla así de contenta y como me iba explicando todo.


Abrió la puerta de la casa, al entrar es como si viajáramos en el tiempo, bajando un par de escalones se encontraba la piedra,  como en una vista guiada me explico cómo funcionaba, cada vez me tenia mas embobado, no podía dejar de escucharla y mirarle. Aquella mujer se estaba metiendo en mí.
Abrió la cesta, coloco el mantel en la piedra de moler y comenzó a sacar las viandas que había preparado. Tortilla de patata, croquetas, lomo empanado, fruta y una botella de vino. 
Mientras picábamos, fuimos contándonos  cosas de nuestras vidas,  gustos e inquietudes, me di cuenta que teníamos muchas cosas en común. Su sonrisa me cautivaba y sus ojos tenían el poder de bajarme la mirada.
Nos sentamos en la puerta a fumar un cigarro, aquello era idílico, no podía haber elegido mejor sitio. Nos miramos y nuestras cabezas se fueron acercando hasta que se rozaron nuestros labios.  ©Fer