lunes, 22 de julio de 2013

EL SMS. PARTE XVIII.



Empezamos el descenso, poco a poco nos fuimos acercando a las nubes que estaban a nuestros pies, traspasamos esa alfombra de algodón, pasamos de un cielo azul y un sol maravilloso a un cielo plomizo.  Vamos notando el cambio de presión, se te pasa por la cabeza…….”esto baja demasiado rápido”   Llegamos a Orly.

Nos estaba esperando un chofer para llevarnos al hotel, era el  prototipo de chofer de los aeropuertos, simpático, servicial, acelerado, chapurreando mil idiomas. En el trayecto nos fue dando las indicaciones típicas  y comentando  por donde pasábamos.

Llegamos a la puerta del Hotel Le Meurice,  en la calle Rivoli enfrente de las Tullerias.  Es uno de los hoteles con más encantado, tanto por su situación, como por su elegancia.
Su clasicismo te embarca a otra época rememorando aires del pasado.  Marmoles, columnas, maderas nobles, muebles de todos los Luises….  Pasamos por recepción y subimos a refrescarnos y cambiarnos de ropa.

La habitación bien merece un capitulo para ella sola, el intentar describir en pocas palabras sus características es complicado.  Amplia, luminosa, colores pastel, una cama inmensa la  preside,  butacas Luis XV, el baño en mármol con una  bañera antigua en el centro. Todo cuidado al mínimo detalle,  cada florero, centro, copa, lámpara, vaso….parecía como si hubiera sido colocado tras un largo estudio.

Listos y en perfecto estado de revista salimos a  patearnos Paris, es una costumbre que tenemos siempre que viajamos, utilizar los menos medios de locomoción que podamos y más en esta espectacular ciudad. Sexta visita y siempre con la misma ilusión. Subimos paseando por los soportales de la calle Rivoli hasta llegar a la altura de Plaza del Carrousel, que es la que separa las Tullerias  del Museo de Louvre. El museo  lo dejaríamos para alguna tarde más relajada.

Las vistas que tiene uno desde allí son espectaculares, a tu espalda la explanada del Louvre, presidida por la pirámide de cristal y de frente todas las Tullerias, la Plaza de la Concordia, Campos Eliseos y por último el Arco del Triunfo.  Esta vista es grandiosa  de noche cuando esta puesta en la Concordia la Gran Noria. Da gusto ver el cuidado y el respeto que tiene la gente, no ves un papel en el suelo, ni una colilla,  un detalle que me llamo mucho la atención es ver a una mujer bien vestida, agacharse, apagar el cigarro en el suelo, meterse la colilla en un bolsillo y ver como la tiraba en la primer papelera que encontró.

La Concorde es la separación entre las Tullerias y los Campos Eliseos.  Presidida por el obelisco de Luxor, regalo de Egipto y flanqueado por dos fuentes, es la plaza más importante de Paris por su historia, en ella se instaló la guillotina.

Los jardines siguen al principio de los Campos Eliseos y entre sus árboles hacemos importantes descubrimientos. A la derecha el Palacio del Eliseo, residencia del Presidente de la Republica. A la Izquierda, el Gran y el Pequeño Palacio, que se construyeron para una Exposición Universal. Pasamos a parte alta de los Campos.
Esta es la zona más conocida y comercial y glamurosa, tiendas de primeras marcas, así como teatros y cabaret como el Lido. Uno de los cafés-brasserie más famosa  es el Fouquet`s, punto de referencia del famoseo, caro, mal servicio y comida normalita.


Llegamos al Arco del Triunfo, construido por Napoleón tras la victoria de Austerlitzy como homenaje a sus tropas, se ha convertido en uno de los monumentos de referencia. En sus paredes podemos leer el nombre de las batallas ganadas por los ejércitos de Napoleón, así como el nombre de sus generales muertos en combate. La subida a lo alto del arcos, se hace por una escalera angosta y empinada, 189 escalones para subir los 50 metros, pero merece la pena. ©Fer

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