domingo, 25 de noviembre de 2012

EL AMANTE. III PARTE.


De camino a casa me encontraba como en una nube, no me podía quitar de la cabeza aquel hombre, su voz, sus gestos, su mirada………………… no daba crédito a lo que me estaba pasando. Sin darme cuenta estaba en la puerta, mientras subía en el ascensor tuve que resetear mi mente y dejarla en blanco para centrarme, no podía entrar en casa con aquellos pensamientos, me lo notarían de inmediato.
Los niños estaban haciendo los deberes en sus cuartos, Adela preparando la cena y Paco todavía no había llegado. Fui a mi habitación a dejar las bolsas, pase por los cuartos de los niños a darles un beso, es lo más grande que tengo y los que me hacen ser feliz, me contaron cómo les había ido hoy el colegio.  Alejandro el mayor es más reservado y centrado. Manuel es todo alegría, vivaz, dulce…..se gana a cualquiera con su carácter.


Fui al salón para leer un rato mientras esperaba la hora de cenar.  Aquella novela me tenía enganchada desde el principio,  una trama de amor y odio en la  España de la Reconquista. Pero mi mente no era capaz de centrarse en la lectura, por más que lo intente,  cada palabra  me llevaba a lo que había sucedido hacia un rato.
Con el libro abierto  como si estuviera leyendo mis ideas fluían en cascada,  las imágenes pasaban a toda velocidad como en una película a cámara rápida y lo peor de todo es que solo de acordarme volví a tener aquella sensación en el estomago. Quise pensar que con aquel encuentro se había acabado todo y que bien mirado fue bonito.  Justo en ese momento se abrió  la puerta, Paco.
Venia como la mayoría de las veces con gesto de malhumorado-cansado, es una época difícil en la empresa, la crisis los está afectando demasiado.  Le di un beso y  comentamos las cosas cotidianas.  Cenamos tranquilamente  mientras charlábamos los 4, la verdad que Manuel  sabe cómo sacar una sonrisa a su padre y esto le animo algo.


Paco estaba ya metido en la cama mientras revisaba unos papeles. Salí del baño con el  nuevo conjunto, aquella marca de lencería  tenia autenticas maravillas, resaltaba cada curva de mi cuerpo. Levanto la vista de los papeles y su gesto fue evidente, había conseguido mi objetivo. Dejo los papeles en el suelo y se levanto, se acerco despacio mirando todo mi cuerpo, me abrazo de una forma suave pero firme y sus labios rozaron los míos, fue creciendo la intensidad de nuestros besos y caricias, la excitación de ambos era evidente.
Le tumbe en la cama y fui besando cada centímetro de su piel que quedaba al descubierto según le iba quitando el pijama. Centre mis caricias en sus pezones, lamiéndolos y dando pequeños mordiscos, baje besando su estómago, saque hábilmente su pantalón  besando sus muslos e ingles.  Me dedique al el por entero durante un largo rato y cuando su excitación era máxima  se unieron nuestros cuerpos siendo solo uno.


El placer me desbordaba, no podía dejar de gemir, la respiración entrecortada, mi cuerpo tenso.  Los movimientos cada vez más convulsivos, la vista nublada y comencé a sentir como una descarga eléctrica que me recorría todo el cuerpo y justo en ese momento vino a mi mente, Gonzalo.  No sé qué sensaciones llenaron mi cuerpo,  pero no podía parar en aquellos momentos, creía que me moriría de tanto placer. No recuerdo la veces que llegue al clímax, pero sí que aquello no me había ocurrido nunca

1 comentario:

Orquídea dijo...

Peligroso jajajajaja fantasear con Gonzalo la llevará a probar una aventura muakissssss