domingo, 9 de diciembre de 2012

EL AMANTE. XIV PARTE.


No deje de darle vueltas a sus palabras,  tenía sentimientos encontrados. Por un lado me gustaba  y por el otro me entraba un repelús  por el cuerpo. 
Gonzalo me caía de maravilla, le apreciaba mucho,  me provocaba sensaciones que jamás las había tenido, pero de ahí no pasaba, no estaba enamorada y  me entro el miedo de que él sí. Teníamos que hablar y dejar las cosas claras, no quería mal entendidos.
Quedamos en el café de siempre, estaba sentado en la mesa de siempre. Nada más verme se levanto y vino hacía mí, nos fundimos en un cálido abrazo y me dio dos besos. Las muestras de cariño más afectivas en público no podían ser.


Creo que fui algo dura, exprese mi miedo por sus palabras de forma directa, dejándole algo desconcertado,  un rictus en su cara así lo evidenciaba.  Sin gran convencimiento, comento que lo tenía claro desde el primer momento y sabía cuál era nuestra situación.
Después de contarme como iban las cosas en la oficina, me agarro las manos y me pregunto si nos veríamos al día siguiente,  me había preparado una sorpresa.
 Me encontraba mejor una vez aclaradas las cosas e intrigada de cual seria la sorpresa.



Llame a la puerta del apartamento y tardo un poco en abrir, junto nuestros labios en un beso profundo, me abrazo y dijo a mi oído: “Tengo que presentarte a alguien” Me quede helada, entonces vi  a un hombre.
Tendría 30 años, alto, apuesto y con unos ojos casi negros que penetraban. Cuando nos presento fui a darle dos besos, el me abrazo y me beso en los labios. Todo aquello me tenía desconcertada, no sabía de qué iba aquello, aunque me lo podía imaginar. Pase  al baño, tenía que centrarme un poco.  Tenía dos opciones, salir de allí corriendo o dar un paso adelante y ser yo quien llevara las riendas. No sabía cómo lo iba hacer, nunca había estado con dos hombres,  pero si es lo que quería, lo tendría.
Me fui derecha a Gonzalo, le abrace y bese con fiereza, mientras Álvaro que así se llamaba, nos miraba. Le hice un gesto para que se acercara, sentí su mano en mi culo, me di la vuelta para buscarle, nos besamos, su lengua jugó con la mía, mientras sus manos apretaban mi culo, sentí las manos de Gonzalo apretando mis pechos.  Estaba entre aquellos dos cuerpos y su manos no dejaban de recorrer el mío.


Aquella situación me había provocado tal grado de excitación que se fueron las dudas que tenía. Gonzalo saco mis pechos ofreciéndoselos a Álvaro, el cual no tardo en dedicarse a ellos con boca, la dedicación de aquel hombre era deliciosa. Note una mano que subía por mis piernas y se introducía en mi tanga, el suspiro que di al notar sus dedos en mi resonó en la habitación, Otra mano subió mi falda y se esmero en acariciar mi culo. Necesitaba  más.
Sin decir nada me libere de aquel abrazo, los tenía a los dos enfrente de mí, situada entre los dos y besándolos alternativamente,  mis manos fueron en busca de su hombría. Al sentir lo que guardaba nuestro amigo casi me asusto.
Me arrodille y desabroche sus pantalones, baje sus calzoncillos, dejando a mi disposición tan suculento manjar. Lo que aquel hombre era magnifico,  grande y grueso, pero sin ser nada descomunal.  Los tenía en mis manos, nunca mejor dicho, cada una  se dedicaba a uno de ellos. Mi cuerpo quería mas, pase a lamer y chupar aquellas maravillas.
Pasamos a la habitación, me desnudaron entre los dos, si dejar de acariciarnos y besarnos, me tumbaron en la cama y se desnudaron. Cada uno a un lado acariciaron mi cuerpo con las yemas de los dedos, eso sí, sin tocar ninguna zona erógena. Los suspiros y jadeos que me provocaban se unían como en una melodía.


Sin previo aviso, pasaron a ocuparse de mis pechos, lamiendo y chupando mis pezones, sus manos se encontraron en mi sexo consiguiendo que no pudiera aguantar más. Sin darme tiempo a recuperarme sentí la boca de Álvaro, su lengua recorría cada pliegue, cada rincón, tenía casi una sensación de dolor al tenerlo tan sensible.  Gonzalo no dejaba de besarme y lamer mis pechos, mientras la boca de Álvaro, me estaba llevando otra vez a los límites. No puede resistir mi placer, al sentir como Gonzalo penetro mi boca.
Tenía que descansar un poco, necesitaba recuperar fuerzas, sus caricias y besos me encantaron.  Gonzalo aprovecho y me pregunto al oído: “Estas bien” Volví mi cara hacia él y le bese profundamente, expresando así mi afirmación.
Pasados unos minutos y repuestas las fuerzas me coloque de rodillas en la cama, soy agradecida y tenía que devolver el placer recibido…… ©Fer

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