Durante las fiestas de Navidad tuvimos que dejar de
vernos, los niños estaban en casa y tenia que dedicarme a ellos. Hicimos las
cosas típicas de estas fechas, salimos de compras, bajamos a la Plaza Mayor,
fuimos al cine, estuvimos en el Circo…. Y con estas cosas fueran pasando los
días.
Este
paréntesis me vino bien, tenia
que centrarme un poco en mi familia, no es que los tuviese abandonados, aprovechaba
que estaban trabajando y en clase para mis aventuras, pero también me
apetecía el pasar mas tiempo con ellos. Los días señalados venia la familia a
cenar y comer a nuestra casa, entre unos y otros nos juntábamos cerca de 20.
Me había convertido en una adicta al sexo, estaba
excitada la mayoría del día, por la noches provocaba a mi marido hasta conseguir
que me hiciera el amor y si no lo conseguía por algún motivo me despertaba con
sudores y una sensación rara en todo el cuerpo. Más de una noche que me
despertaba así, sin levantarme de la cama, bajaba la mano hasta mi sexo y me
masturbaba hasta quedar saciada.
Dos días antes de Reyes y con la escusa de comprar los
regalos para los niños, me pude escapar y quedar con Gonzalo. Necesitaba sexo,
el que él me daba.
Apareció con un
maletín de cuero, me
abrazo y beso con gran pasión, su manos
se aferraron a mi culo mientras
su boca recorría mi cuello, bajo por mi escote y lamió mi escote. Mi cuerpo
estaba completamente revolucionado, aquello es lo que necesitaba. Fue tirando poco a poco de la falda hacia arriba
hasta que sus manos se posaron sobre mi piel, recorrían toda la amplitud de mis
posaderas, apretaba y acariciaba, metió sus dedos por debajo de mi tanga hasta
que llego a mí, rugí de placer y arquee mi cuerpo para ofrecerme mejor y sentir
más sus caricias. Al oído me dijo que lo del maletín era todo para mí.
Me fue desnudando con delicadeza mientras acariciaba y
besaba mi piel, abrió el maletín y volcó su contenido, eran todo tipo de
juguetes sexuales que pretendía utilizar conmigo. Había
un par de consoladores de diferente tamaño, un huevo vibrador, bolas
chinas, un vibrador doble y algún chisme mas que no sabía lo que era ni para
que servía.
Tumbada en la cama y a su entera disposición comenzó su
juego, paso muy despacio por mis pezones el huevo, al sentir su vibración
reaccionaron de inmediato endureciéndose, bajo por mi cuerpo hasta que llego a mi pubis, el sentir aquella
vibración acelero mi respiración, su movimiento era circular estimulando directamente, cogió un consolador en la otra mano y comenzó a pasarlo de
arriba-abajo. Cerré los ojos y me dedique únicamente a sentir todo el placer
que me daban esos aparatos, la sensación de plenitud era casi completa, la
vibración en mi clítoris y sentirme penetrada por aquel consolador, me llevaron
a tener al placer.
Aparto aquellos dos juguetes y cogió otros dos. Uno era
un vibrador con pinta galáctica y el otro tenía forma de catavinos. El primero cuando me lo introdujo fue de lo
más soso, después de todas las sensaciones que había tenido con los anteriores
este no vibraba, que equivocada estaba, sin aviso comenzó a moverse en todas
las direcciones y a vibrar, tuve que agarrarme a las sábanas, que maravilla de
movimiento, no quería que aquello acabara nunca.
Cuando estaba más excitada sentí algo viscoso y frÍo mas
abajo, unos de sus dedos extendía aquel producto, pasado el primer momento de
impresión y con las caricias, empezó a gustarme. En aquella puerta nunca había
llamado nadie hasta hoy, tenía algo de miedo a que me doliera, pero él sabía lo
que se hacia, con mucha paciencia y delicadeza se fue haciendo dueño de la
situación y el placer que me estaba dando aquella cosa galáctica ayudaba.
Primero un dedo, luego dos, todo muy despacio y dando tiempo a que me cuerpo se
acostumbrara.
Saco el galáctico de mi, separo un poco mas mis piernas y
muy despacio fue introduciéndome el otro, al principio me tense, pero comprendí
que seria mejor relajarme por completo y no oponerme, llego un punto que me
dolió y hábilmente el retrocedió, pasados unos segundos volvió a intentarlo,
esta vez y costando un poco entro por completo, no me lo podía creer aquello me
encantaba y ya perdí toda noción de la
realidad cuando me penetro el galáctico, no había recibido tanto placer en mi
vida, no podía controlar mi cuerpo, creo que jamás he tenido nunca un orgasmo como aquel.
Estaba salvaje, necesitaba devolverle todo el placer que
me había dado, así que me dedique a él. Busque y mordí sus pezones, creo que
demasiado fuerte, haciendo que gritara, mi mano agarro su miembro con firmeza
mientras lamia su cuerpo hasta llegar a él, lo metí en mi boca, mientras estaba
en ello y sin pensarlo, mis dedos
bajaron a buscarle, rápido comprendí que
quería penetrarle, jugué y jugué, cuando creí que era el momento oportuno
introduje todo lo que pude en mi boca mientras un dedo le penetraba, su
reacción fue increíble, brama y suspiraba como nunca antes. Mis caricias no
pararon hasta que conseguí que brotara todo su néctar.
Aquel hombre tenia la capacidad de rendir todas mis
voluntades, podía hacer conmigo lo que quisiera, no sabia negarme, confiaba en
el para cualquier tipo de juego. ©Fer
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