martes, 8 de enero de 2013

LA VENTANA


Entre en la cocina a beber un vaso de agua,  no me hizo falta encender la luz por que con la claridad que entraba atreves de una venta que había y que daba con la habitación de los padres de mi amigo, veía  de sobra. Los cristales eran translucidos, pero estaba la ventana entreabierta y no pude controlar el impulso de mirar, son las cosas de tener 14 años.

Me quede sin respiración al ver como aquella mujer se estaba desnudando para irse a dormir. Tenía unos 40 años y era una mujer  atractiva. Fue desabrochando la blusa con toda delicadeza y con un gesto de lo más delicado se la quitó, no podía ver bien, pero pude contemplar uno de sus pechos atrapado por el sujetador. Se colocó dándome la espalda y echo las manos hacia atrás para desabrochar la cremallera de la falda, sujeta solo por una mano se la quitó doblándola y poniéndola en una silla, la escena me estaba produciendo sensaciones que jamás había tenido.


No me lo podía creer, aquella mujer la tenía a menos de 2 metros en sujetador y media combinación.
No sabía cómo lo había hecho pero estaba en bragas y sujetador,  la verdad que no era un conjunto de lo más sexy, era lo que suelen llamar las mujeres cómodo.
Justo cuando empezó a quitarse el sujetador se volvió dándome la espalda, yo para mis adentros maldecía, su espalda era preciosa daban ganas de acariciarle. Bajo sus bragas muy despacio dejándome apreciar completamente todo su culo, que maravilla de curvas, sin ser  grande era respingón y se le veía de carnes prietas, cuanto había dado por poder cogerlo. 
De repente y sin que me lo esperara se dio la vuelta, dejándome ver toda su desnudez de frente.


Tenía unos pechos redondeados, unas aureolas redondas que casi se podía pensar que estaban trazadas por un compás y unos pezones que sobresalían. Baje mi mirada recorriendo su cuerpo, no tenía ni un gramo de mas,  un ombligo redondito y bien formado, pero lo que me llevo casi al éxtasis fue su entrepierna, una mata de pelo negro la cubría por completo.
De repente y sin saber cómo  me quede sin visión, había caído como un telón el camisón, aquel espectáculo maravilloso se había terminado.
Con una desazón en todo mi cuerpo, salí de la cocina y me fui a seguir viendo la película con mi amigo, pero mis pensamientos estaban  en la habitación del al lado.

Cuantos sueños húmedos me ha provocado aquella visión.  ©Fer

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