martes, 19 de febrero de 2013

IMPOSIBLE Y DESEADO.


Nos fuimos conociendo poco a poco, cada vez la atracción era mayor, pasamos de algunos mensajes sueltos a no poder estar sin hablar.
Había llegado el día de conocernos, los nervios me comían por dentro, casi encendía un cigarro con otro,  no sé lo que iba diciendo aquel locutor de la radio, solo quería causarle buena impresión.


Al  coger la entrada del parking pude ver que ella venia ya, daría la vuelta a la rotonda y la tendría detrás de mí. Arrime mi coche a un lado y la deje pasa, ella no me voy,   aparcaría cerca sin que ella me viera y la sorprendería al bajar del coche.
Doy un respingo al abrir la puerta, no me esperaba, nos miramos fijamente y se unieron nuestras bocas en un beso delicado,  la abrace y nos volvimos a besar, esta vez con más pasión, teníamos ese estado de semi-inconsciencia que te crea una situación así. La agarre por la cintura y nos dirigimos a los ascensores.
Fuimos a tomar un café, nuestras miradas lo decían todo, agarrados de la mano charlamos animadamente, eran tantas las ganas de estar juntos que no teníamos noción del tiempo. Aquel día lo habíamos programado para nosotros, para estar juntos y amarnos.
El deseo inundaba nuestros cuerpos, los besos y las caricias eran constantes, abrimos la puerta de la habitación y la pasión se desbordo. Nos unimos en un beso sin fin, nuestras manos acariciaban nuestros cuerpos, nos fuimos quitando la ropa con esa parsimonia acelerada, pero sin separar nuestros labios. En mi cabeza solo tenía una cosa: La quería, la deseaba.


Contemple su cuerpo tumbado en la casa, solo le había dejado la ropa interior y la medias, aquella visión despertó más mi deseo, me acerque y bese suavemente el triángulo de su braga, ella suspiro, un suspiro profundo de placer y felicidad.
Mi labios se dedicaron por completo a ella, solo quería que ella disfrutara, que su cuerpo llegara a tener el máximo placer. Bese sus muslos, su inglés, separe con mucho cuidado la seda de su braga y jugué con mi lengua. Esas caricias la llevaron a un orgasmo casi demoníaco  su cuerpo se retorcía y casi creí que levitaba, sus gemidos se convirtieron en gritos y sus ojos se pusieron en blanco. La bese cuando se tranquilizó.
No abrazamos y besamos, me sentía como en una nube y todo era por su culpa, aquella mujer era capaz de trasmitir te una paz que no era normal.


Con un leve movimiento de su cuerpo se subió encima de mí, sentir como me abría camino dentro de ella casi me lleva al orgasmo, el movimiento era lento y acompasado, el poder mirarle a los ojos y besarle era algo maravilloso. La unión de nuestros cuerpo era perfecta y el placer infinito, no se el tiempo que estuvimos así,  pero yo deseaba que aquello no terminara nunca. El ritmo se aceleró y entre caricias y gritos llegamos a un orgasmo a la vez. Caímos rendidos, pero eso abrazados y besándonos.
Así pasamos el día entero, charlando, riendo, llorando, besándonos y haciendo el amor.
No había vivido hasta entonces una experiencia igual y la culpable fue ella. ©Fer

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