jueves, 9 de enero de 2014

EL TALIÓN. Continuación



Se cerro tras de mi la puerta, la distancia hasta la entrada de la casa era respetable, camine despacio mi cabeza seguía dando vueltas a todo. Se dibujaba la silueta de Julia en el porche, daba la impresión de estar demasiado tranquila. Se abrazo a mi y rompió a llorar. Una vez que desahogo parte de su sofoco entramos en la casa, había un frío silencio que lo inundaba todo. Contestando a mi pregunta me informo que estábamos solos, el matrimonio de servicio había cogido el día libre por un problema familiar. Sentados en el salón comenzó a contarme lo que había sucedido.

Elle llevaba todo el día fuera de casa ya que había quedado a comer con una amiga, después tenia la presentación de un libro de no se que escritor de moda y como se juntaría con amigos se irían a cenar algo. Al abrir la habitación cuando regreso a casa se encontró la macabra escena, que yo todavía no había visto, Leonardo  en la cama rodeado en un charco de sangre.

Subimos las suntuosas escaleras de mármol blanco en silencio, recorrimos el pasillo y poco antes de llegar a la puerta del dormitorio ella se paro, no quería volver a ver la escena. Mientras abría la puerta un escalofrió me recorrió y al contemplar la imagen de Leonardo sobre la cama una sensación extraña me inundo el cuerpo, era de dolor por el amigo perdido y nauseas por aquella carnicería. Cerré la puerta y nos volvimos a abrazar a la vez que rompimos a llorar.

Tenia la boca seca y no podía articular palabra, fuimos a la cocina a por un vaso de agua.

-¿Has llamado a la policía?

-No, no sabía que hacer estaba horrorizada y lo primero que se me ocurrió fue llamarte.

-¿Has tocado algo?

-No he tenido fuerzas para acercarme.

-¿Echas algo en falta?

-Tampoco, todo esta en perfecto orden.

-¿Has tenido algo que ver?

Se volvió de forma cautelosa y clavo sus ojos marrones en los míos.

-Como eres capaz de preguntar semejante cosas conociéndome. No, no he tenido nada que ver.

Se giro dándome la espalda como señal de desprecio.

-Voy a llamar a comisaria.  ©Fer