sábado, 21 de mayo de 2011

ATAULFO COMPOSTIZO CALAVERA. (segunda parte)

Ya es sabido que en las familias acomodadas, la utilización de diminutivos, sobrenombres, apodos. Ataulfo no podía ser menos: Tulfi, que así le empezó a llamar su abuela.
Era un niño vivaz, alegre, listo, travieso, sin dejar de pensar en mil y una cosa. Delgaducho y poca cosa, tenia el nervio que le hacia ser un polvorilla.



Tulfi corría hacia la casa acompañado de su hermana pequeña Gume ( Gumersinda ). Era principio de verano, ese castellano que mezcla días calurosos y frescos. Días que no puedes estar al sol de mediodía, pero al atardecer necesitas una chaqueta. Llevaban los dos un cierto gesto de preocupación en la cara. Era ya lo hora de comer y se habían entretenido demasiado en jugar en el arroyo que discurría cerca de la casa.
Su padre, moreno , alto y espigado, de semblante incierto, pero en el fondo bonachón, le gustaba respetar los horario. Su madre, estilizada, pero con sugerentes curvas, cariñosa y dulce, pendiente siempre de la familia y de la casa.

Entraron los dos corriendo con la sofoquina propia de la carrera y del calor. Sin decir nada, fueron al cuarto de baño, tenían que lavarse las manos antes de sentarse a la mesa. Cogió la jarra, Gume el jabón. Echo agua en la palangana y como si quemara la pastilla su hermana se la paso. Compartieron la toalla, para tardar menos y se dirigieron al comedor como el rayo. Su madre ya estaba sentada a la mesa y su padre miraba por la ventana con la mirada perdida, giraron la cabeza ambos cuando les sintieron entrar en la habitación. Tulfi y Gume, no sabían donde mirar, su padre solo carraspeo y se dirigió a su silla.


En mitad de un amplio claro y rodeada de altos pinos, se encontraba la casona solariega en prefecto estado, estaba situada en una finca no muy lejos de la capital de provincia. Contaba con 6 bandoleras que guardaban las tierras y la caza, así como con 20 familias para hacer las tareas del campo. Vivían en unas casa que estaban juntas a las cuales llamaban "El poblado".

Tulfi y su hermana solían ir a jugar con los niños de los empleados. Eran los únicos en muchos kilómetros a la redonda. Se sentían bien entre ellos, aunque en su niñez no apreciaran la gran diferencia social. Disfrutaban de jugar con ellos, corrían, saltaban, reían, regañaban e incluso alguna peleilla había. El siempre mantuvo una relación especial con María, hija pequeña de uno de los encargados. Su hermana estaba unida de una forma especial con Antonio, el mayor de uno de los pastores....(continuará...)

9 comentarios:

SOLEDAD dijo...

Hasta aquí parece que la niñez de Tulfi es bastante placentera, pero ya sabiendo su final... qué sorpresas nos tiene preparadas D.Fernando? No nos tarde mucho con la siguiente entrega.

Fernando dijo...

Muchas Gracias D. Soledad, sere obediente y no tardare.
Besos amiga.

Orquídea dijo...

Interesante... Solo espero que no dejará para el final de los finales el significado de la muñeca no??????

Esperando la continuación querido amigo, saludos y besos desde la distancia más corta.

Fernando dijo...

Dª Orquidea ya sabe que soy nuevo en estas cosas y todavia no tengo muy bien cogido los tiempos.
Pero le prometo aplicarme.
Besos amiga.

Orquídea dijo...

Jajajajajajaj ni caso Don Fer, soy de las que cuando empieza un libro si este me engancha puedo devorarlo en una sola noche, ya he perdido esa costumbre porque a la mañana siguiente no daba pies con bola en la ofi jajajajajaja... Saludos

Nazaríes dijo...

Muy interesante y bellas imágenes..mi felicitación de nuevo.

Besos

Fernando dijo...

GRacias Dª Nazaries.
Besos amiga.

Antoniatenea dijo...

Me gusta la descripción.Recuerdo que cuando en mi casa era la hora de comer andábamos mi hermana y yo igual que estos dos protagonistas después de jugar y jugar sin medida de forma que la precisión que piden los adultos a las horas de la comida se nos antojaba muy fastidiosa ya que rompía el hechizo de la imaginación desbordante pero nos habíamos de dar prisa o habían malas caras.
Me gusta:
"Echó agua en la palangana y como si quemara la pastilla su hermana se la paso. Compartieron la toalla, para tardar menos y se dirigieron al comedor como el rayo"
Voy en seguida al siguiente capítulo.
Besos

Fernando dijo...

Creo que es producto de unas generaciones que vivimos por suerte o por desgracia una epoca.
Besos