domingo, 8 de enero de 2012

ESMERALDA. III PARTE.



Vestida informalmente salió del hotel a media mañana, fue a varias tiendas de las más caras de la ciudad. Se desenvolvía con gran destreza y siempre con ese aire de superioridad. ¿Donde se había metido aquella otra chiquilla de la capital de provincias?

Ya casi al anochecer cogió otro taxi, esta vez se dirigió a un local de una calle céntrica pero esas que están medio escondidas. En el local no ponía nada, una puerta negra con mirilla dorada, llamo y casi al momento se entreabrió la puerta. Pasó y saludó a un hombre, que por su vestimenta y maneras tenía que ser una especie de maître. En una sala escasamente iluminada se entreveía al final una barra, en ella había 4 hombres de lo más variopinto.



El primero era un hombre sobre los 50 años bien parecido. El segundo era un chico joven de unos 20 años, buen físico y aires chulescos. El tercero el típico oficinista de cualquier banco. El cuarto con unos 40 años estilo bohemio. Se giraron todas las cabezas al sentir su entrada.

No dudo y con paso seguro fue a la barra, se coloco en medio de los dos primero, La saludaron con un hola y sin quitarle ojo de encima. Con su bebida ya servida empezó a hablar con el más maduro de todos, charla de lo más intranscendente. Según estaban hablando no dejaba de hacer guiños y muecas al chico de al lado, este se dio un paso y se acerco. Noto unas manos en sus caderas mientras seguían la conversación, sintió como un cuerpo se pegaba al suyo, através de la ropa sintió el calor de aquel joven.

El joven la estaba besando el cuello mientras el hombre la comenzó a besar, tras esto se acercaron los otros dos y sus manos se dedicaron a recorrer todo el cuerpo de ella. Los suspiros y jadeos fueron en aumento hasta que ella dijo en voz baja: Basta. Todos pararon, ella se abrió paso entre ellos y se fue por un pasillo que estaba escondido detrás de unas cortinas, acto seguido la siguieron todos.



Salió del pasillo y de dirigió hacia la puerta, la acompaño el maître. Cuando salió respiro profundamente, salió a la calle principal en busca de un taxi, por el ambiente que había en la calle tenía que ser tarde, casi hora de amanecer.



Era casi la hora de comer cuando salió, se fue al Retiro que lo tenía muy cerca. La encantaba pasear entre tanto árboles y césped, se lo recorría casi por entero, sin prisas disfrutando de aquel día maravilloso.

1 comentario:

Orquídea dijo...

Podría ser una buena novela, mis felicitaciones, esperando ya la próxima entrega, saludos querido amigo.