Empezamos el descenso, poco a poco nos fuimos acercando a las
nubes que estaban a nuestros pies, traspasamos esa alfombra de algodón, pasamos
de un cielo azul y un sol maravilloso a un cielo plomizo. Vamos notando
el cambio de presión, se te pasa por la cabeza…….”esto baja demasiado rápido”
Llegamos a Orly.
Nos estaba esperando un chofer para llevarnos al hotel, era el
prototipo de chofer de los aeropuertos, simpático, servicial, acelerado,
chapurreando mil idiomas. En el trayecto nos fue dando las indicaciones típicas
y comentando por donde pasábamos.
Llegamos a la puerta del Hotel Le Meurice, en la calle Rivoli enfrente de las Tullerias. Es uno de los hoteles con más encantado,
tanto por su situación, como por su elegancia.
Su clasicismo te embarca a otra época rememorando aires del
pasado. Marmoles, columnas, maderas
nobles, muebles de todos los Luises….
Pasamos por recepción y subimos a refrescarnos y cambiarnos de ropa.
La habitación bien merece un capitulo para ella sola, el intentar
describir en pocas palabras sus características es complicado. Amplia, luminosa, colores pastel, una cama
inmensa la preside, butacas Luis XV, el baño en mármol con una bañera antigua en el centro. Todo cuidado al mínimo
detalle, cada florero, centro, copa, lámpara,
vaso….parecía como si hubiera sido colocado tras un largo estudio.
Listos y en perfecto estado de revista salimos a patearnos Paris, es una costumbre que tenemos
siempre que viajamos, utilizar los menos medios de locomoción que podamos y más
en esta espectacular ciudad. Sexta visita y siempre con la misma ilusión. Subimos
paseando por los soportales de la calle Rivoli hasta llegar a la altura de
Plaza del Carrousel, que es la que separa las Tullerias del Museo de Louvre. El museo lo dejaríamos para alguna tarde más relajada.
Las vistas que tiene uno desde allí son espectaculares, a tu
espalda la explanada del Louvre, presidida por la pirámide de cristal y de frente
todas las Tullerias, la Plaza de la Concordia, Campos Eliseos y por último el
Arco del Triunfo. Esta vista es
grandiosa de noche cuando esta puesta en
la Concordia la Gran Noria. Da gusto ver el cuidado y el respeto que tiene la
gente, no ves un papel en el suelo, ni una colilla, un detalle que me llamo mucho la atención es
ver a una mujer bien vestida, agacharse, apagar el cigarro en el suelo, meterse
la colilla en un bolsillo y ver como la tiraba en la primer papelera que encontró.
La Concorde es la separación entre las Tullerias y los Campos
Eliseos. Presidida por el obelisco de Luxor,
regalo de Egipto y flanqueado por dos fuentes, es la plaza más importante de
Paris por su historia, en ella se instaló la guillotina.
Los jardines siguen al principio de los Campos Eliseos y entre sus
árboles hacemos importantes descubrimientos. A la derecha el Palacio del
Eliseo, residencia del Presidente de la Republica. A la Izquierda, el Gran y el
Pequeño Palacio, que se construyeron para una Exposición Universal. Pasamos a
parte alta de los Campos.
Esta es la zona más conocida y comercial y glamurosa, tiendas de
primeras marcas, así como teatros y cabaret como el Lido. Uno de los cafés-brasserie
más famosa es el Fouquet`s, punto de referencia
del famoseo, caro, mal servicio y comida normalita.
Llegamos al Arco del Triunfo, construido por Napoleón tras la
victoria de Austerlitzy como homenaje a sus tropas, se ha convertido en uno de
los monumentos de referencia. En sus paredes podemos leer el nombre de las
batallas ganadas por los ejércitos de Napoleón, así como el nombre de sus
generales muertos en combate. La subida a lo alto del arcos, se hace por una
escalera angosta y empinada, 189 escalones para subir los 50 metros, pero
merece la pena. ©Fer
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