El lunes en
el trabajo aproveche para intentar buscar al famoso Fulgencio, utilice todos
los métodos de busca que conozco, pero no me dio ningún resultado. Llame a un intimo amigo policía, está
destinado en uno de los grupos de información, seguro que el me podrá decir
algo.
Fueron pasando
los días y me fui centrando en mi trabajo y quehaceres diarios, aunque de vez
en cuando le daba algunas vueltas al tema. Recibí una llamada de Juan, quería saber cómo
iba con la primera prueba, no le quise dar pistas y le dije que me estaba
costando demasiado. Después de colgar me di cuenta que esto se estaba
convirtiendo en una contienda.
Encarna siempre había parecido una mujer bastante
simple, que solo se le daba importancia a las cosas más banales, se estaba descubriendo con más enjundia. Como nos cambia el paso del tiempo,
20 años sin vernos y que poco me parecía conocerla.
Poco a poco
se fueron refrescando recuerdos de momentos que habíamos vivido, alegría,
tristezas, pasión. Aquellas tardes que nos quedábamos solos en su casa y las
dedicábamos a descubrir todas las posibilidades del sexo. Creo que no dejamos
lugar de la casa donde no lo hiciéramos,
nuestra calentura era continua. Descubrimos habilidades que desconocíamos y
fuimos cogiendo gran destreza.
Los
problemas que estábamos sufriendo en la empresa me tuvieron totalmente
dedicados a ellos, la crisis nos estaba
golpeando duro. Teníamos que hacer una restructuración de calado si no
queríamos tener que cerrar, la cosa era grave y las decisiones tenían que tener
el mismo grado.
Estaba extrañado
de que Esteban no me hubiera llamado todavía, en las pocas veces que he
necesitado de su ayuda ha sido rápido y ahora ya llevábamos 10 días. Le daría
un par de días mas y si no me llamaba el lo haría yo.
Aquella
tarde había quedado con unos amigos del face a tomar un café y charlar un rato.
No me puedo ver quieto, ya lo dice mi mujer, soy un liante. Necesito el trato
con la gente, me recarga las pilas y siempre saco un lado positivo. Tenía ganas
de conocer a un fichaje nuevo y que parecía que prometía.
Como era
costumbre llegue el primero, habíamos quedado en una de las terrazas de
Rosales, en aquella época era un sitio ideal. Fueron apareciendo con cuentas
gotas, pero al final vino todo el mundo.
Charlamos animosamente de casi todo, es lo bueno que tienen estas
reuniones, lo mismo hablamos del tiempo,
de política, de sexo…… no tenemos limite.
Sonó el
teléfono, era Esteban.
-Buenas
tardes. Anda rico que esta vez me los has puesto difícil, me queda solo
comprobar una cosa. Mañana te llamo y te digo, solo quería que supieras que no me había olvidado de ti y
que lo tenía localizado.
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