Estaba impaciente esperando la llamada, que habría
descubierto y quien seria nuestro amigo Fulgencio.
-Buenos días Fer. Toma nota: Fulgencio López Guillen, nació
en 1869 Casasola, Cantabria y murió en Comillas en 1922. Fue secretario del
Ayuntamiento, se casó con Leovigilda Muñiz
Cano, tuvieron 3 hijos. Espero que te sirva de algo. Me debes una
comida.
Ya sí que me había perdido por completo, que tenía que ver
este señor con nosotros, de Cantabria y de hace siglo y medio. Como poco tendríamos que ver con sus
biznietos y que yo recuerde no conozco a nadie de aquella zona. Es decir, que
la clave no es esta.
Comente el tema con mi mujer y fue la que me hizo ver un
poco más claro:
-¿Estuviste en Comilla con ella?
Le conteste que si.
-Pues intenta recordar al detalle aquel viaje.
Fuimos a Santander un puente de Mayo, no alojamos en el
Hotel Real, estuvimos los 5 días recorriendo toda Cantabria y volvíamos al
hotel solo a dormir, bueno y para algo más. Era complicado acordarse de casi
todo después de tantos años, me venían a la mente flases, momentos sueltos. No sé por qué será, pero lo
que mejor recuerdo el su cuerpo desnudo.
Palacio de la Magdalena, Castro, San Vicente, Solares,
Suances, la Hermida, Santillana, Comillas……….. los paseos interminables por el
Sardinero, vamos como para dar tan fácil con el acertijo.
“Sitio santo que te encoje, ventana que da al mar, Fulgencio
López Guillen, donde siempre es primavera esta la respuesta”
Centre mi esfuerzo en Comillas, ya que Casasola no lo
conozco. Pueblo que siempre me ha
producido una atracción, los paseos por sus calles han sido largos y
tranquilos, me causaba cierto magnetismo, su paz llenaba mi espíritu. La Universidad,
el Sobrellano, el Capricho de Gaudí, el Hospital, el Espolón, el Cementerio……..
Una pesadilla me hizo despertarme sobresalto. Estaba
paseando en la orilla del mar y de repente me vi rodeado por una bruma que no
dejaba ver nada, me costaba hasta verme las manos, tal como vino se fue y
estaba rodeado de lapidas, las cuales me hablaban. Joder que mal rato. Me levante
y sin encender la luz fui al baño, tenía los ojos medios cerrados mientras
hacia los propio. Abrí los ojos de forma automática.
-Coño, es el cementerio.
Ya había dado con el sitio, no podía ser otro. Su aspecto tétrico
con la Ermita en ruinas y el Ángel Guardián te hacen encogerte. Recuerdo que en
el lado que da al mar, hay una pequeña puerta con una ventana en la parte
superior. Recuerdo que la primera vez que lo visite, me llamo la atención el
gran número de lapidas de niños que hay.
Ya tenía otro viaje preparado, el juego este me iba a dejar
la cartera limpiar. ©Fer
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