Aquella noche lo había decidido, al día siguiente me
acercaría a casa de Encarna y preguntaría al portero. Eugenio, que así le llamaban, tenía que estar
ya jubilado, pero seguro que el nuevo, sería igual de “listillo”
Era demasiado pronto para que estuviera en la portería, a
estas horas estaría limpiando por la escalera, cogí el ascensor hasta el último
piso y bajaría por la escalera hasta que diera con él. No había cambiado mucho
la casa, unas manos de pintura, algún retoque en los descansillos, pero poca
cosa más. Toda búsqueda tiene su recompensa y entre el 3º y el 2º le encontré.
-Federico por favor, solo los que venían más a menudo.
-Dª Margarita, Dª Noelia y Dª Ana.
Ya tenía lo que quería,
le puse la primera escusa que se me vino a la cabeza y me despedí de manera afable.
En el coche le fui dando vueltas a esos 3 nombres y la
verdad, cualquiera de ellas podía ser.
Margarita López Granero.
Se habían conocido en el colegio, su amistad fue muy
buena hasta que tuvieran un pequeño distanciamiento por un chico. Imagine que
el paso de los años las llevo a darse cuenta de su niñería y retomarían la
amistad.
Noelia Sarmiento Moreno.
Eran amigas desde que nacieron prácticamente, veraneaban
en el mismo sitio, las casas las tenían puerta con puerta. Las dos familias fueron de las pioneras en
veranear en aquel lugar.
Ana Valle Centeno.
Eran inseparables en su época de CEU. Muchas veces me sentí
como si tuviera dos novias.
Al abrir el Facebook, cuando llegue a la oficina, lo
primero que hice fue intentar localizarlas. Di con Ana, pero de las otras dos
no había ni rastro. Solicite su amistad y le mande un privado. A Margarita la encontré
en otra red social, volviendo a repetir la misma operación. No había rastro de
Noelia, tendría que emplearme a fondo. ©Fer
No hay comentarios:
Publicar un comentario