lunes, 4 de febrero de 2013

Ángel. II


Después de recoger y lavar todo el material lo metí en el maletín, tenía una doble sensación, cansancio y satisfacción por el trabajo realizado. Deje la puerta de la casa entornada, aquí no había miedo de que entrara nadie, no tenía forma de cerrar.

Ahora el viaje para casa era de forma relajada, creo que no pase de 40 km/h, no sé cómo vino a mi recuerdo aquellos años que pase como médico en Ramón y Cajal. Joven y con ambición creía que me iba a comer el mundo y al final e mundo me comió a mí. Creo que la decisión de dejar todo aquello y venirme a ejercer como médico rural, es lo más acertado que he hecho en mi vida, quitando estudiar medicina.



Entre en casa, bueno la casa que tenía asignada como médico, era un hotelito muy mono todo de piedra, tenía un pequeño jardín delante, dos habitaciones, un baño, la cocina, un salón y una consulta. Para mí solo, más que de sobra. Necesitaba echarme un rato a descansar.

Me levante sobre las 10 y después de la ducha estaba completamente recuperado, ahora solo me hacía falta un café, tenía que visitar  a varios pacientes. El bar era un sitio acogedor, frente a la puerta tenía una peque barra, a la izquierda 3 mesas de formica con las patas de metal y a la derecha una chimenea con una mesa camilla, aquel era mi rincón favorito.

Al poco de sentarme me trajo Ani el café, era una chica veinteañera muy poco agraciada, pero siempre con una sonrisa  y de lo más amable. Casi acto seguido vino  Margarita con mis tostadas, dos rebanadas de pan de hogaza tostadas a la lumbre.  Que diferencia con la hija, eran dos polos opuestos, cerca de los 50 años guapa y con una figura de escándalo, pero esa no era la única diferencia, donde una era simpatía, la otra tenía un carácter agrio



Entro Eufemiano, el Alcalde. Personaje singular donde los haya, en sus tiempos mozos se fue a Madrid a estudiar, nadie sabe el que, pero allí pasó más de 15 años y cuando regreso vino como si fuera un indiano. Unos dicen que le había tocado la lotería, otros que se había casado con una anciana millonaria……. La verdad es que nadie le conocía oficio ni beneficio, pero el nivel de vida que llevaba era importante.

-                            - Buenos días D. Ángel, pase luego por el ayuntamiento que tenemos que tratar varias cosillas

Termine de desayunar y me encamine hacer mis visitas. ©Fer

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