Después de recoger y lavar todo el material lo metí en el
maletín, tenía una doble sensación, cansancio y satisfacción por el trabajo
realizado. Deje la puerta de la casa entornada, aquí no había miedo de que entrara
nadie, no tenía forma de cerrar.
Ahora el viaje para casa era de forma relajada, creo que
no pase de 40 km/h, no sé cómo vino a mi recuerdo aquellos años que pase como médico
en Ramón y Cajal. Joven y con ambición creía que me iba a comer el mundo y al
final e mundo me comió a mí. Creo que la decisión de dejar todo aquello y
venirme a ejercer como médico rural, es lo más acertado que he hecho en mi vida,
quitando estudiar medicina.
Entre en casa, bueno la casa que tenía asignada como médico,
era un hotelito muy mono todo de piedra, tenía un pequeño jardín delante, dos
habitaciones, un baño, la cocina, un salón y una consulta. Para mí solo, más
que de sobra. Necesitaba echarme un rato a descansar.
Me levante sobre las 10 y después de la ducha estaba
completamente recuperado, ahora solo me hacía falta un café, tenía que
visitar a varios pacientes. El bar era
un sitio acogedor, frente a la puerta tenía una peque barra, a la izquierda 3
mesas de formica con las patas de metal y a la derecha una chimenea con una
mesa camilla, aquel era mi rincón favorito.
Al poco de sentarme me trajo Ani el café, era una chica
veinteañera muy poco agraciada, pero siempre con una sonrisa y de lo más amable. Casi acto seguido vino Margarita con mis tostadas, dos rebanadas de
pan de hogaza tostadas a la lumbre. Que
diferencia con la hija, eran dos polos opuestos, cerca de los 50 años guapa y
con una figura de escándalo, pero esa no era la única diferencia, donde una era
simpatía, la otra tenía un carácter agrio
Entro Eufemiano, el Alcalde. Personaje singular donde los
haya, en sus tiempos mozos se fue a Madrid a estudiar, nadie sabe el que, pero allí
pasó más de 15 años y cuando regreso vino como si fuera un indiano. Unos dicen
que le había tocado la lotería, otros que se había casado con una anciana
millonaria……. La verdad es que nadie le conocía oficio ni beneficio, pero el
nivel de vida que llevaba era importante.
- - Buenos días D. Ángel, pase luego por el
ayuntamiento que tenemos que tratar varias cosillas
Termine de desayunar y me encamine hacer mis visitas. ©Fer
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