Estuvimos más de 20 días sin vernos, Gonzalo tuvo un
viaje de trabajo. Me vino bien el
tranquilizarme un poco, pero lo malo fueron los días previos a que llegara.
Según iban quedando menos, mi excitación creía, andaba desesperada, buscaba el
sexo a todas horas. Fui sola al sex shop, necesitaba comprar algún juguete
que me calmara.
Había varios hombre dando vueltas en la tienda, cuando me
veían sus miradas se clavaban en mi cuerpo, aquello me estaba calentando y
decidí jugar un poco. Me abrí la chaqueta y desabroche un par de botones de la
blusa, el cebo atrajo de inmediato a las fieras. Un par de los hombres que se
cruzaron conmigo en los pasillos empezaron a rondar mas cerca, de forma
disimulada miraban mi escote, yo haciéndome la distraída mientras miraba los
vibradores, adoptaba posturas distraídas para
que clavaran sus ojos en mis pechos.
Las distancias se fueron acortando y los tenía cada uno a
un lado mio. Tal era mi excitación que empecé a sentir que mis piernas se
separan. En ese momento uno de los hombres toco mi brazo y aquello me dio
miedo. Salí acelerada de aquella zona.
No lo pude resistir y entre en una de las cabinas del
espectáculo en vivo. Al subir la cortinilla descubrí que había una pareja
actuando. Ella una rubia bajita con muy buen cuerpo, pechos pequeños y culo
respingón. El moreno, musculado de gym,
depilado y magníficamente dotado.
Nada mas verlos baje mi mano, tenia el tanga empapado,
metí mis dedos debajo y comencé acariciarme.
Ella estaba tumbada y el lamia todo su cuerpo, cuando llego a su sexo
gemí de placer, sentí casi su boca en mi. Me temblaban las piernas y la vista
se nublaba por momentos, apoye mi espalda contra una de las paredes buscando
estabilidad y separe más mis piernas. El ver como la boca de ella lamia y chupaba
aquella hermosura casi me lleva a terminar, dos dedos de mi otra mano fueron a
mi boca. Lo que ya no pude resistir fue
cuando la coloco de rodillas y muy lentamente sus cuerpos fueron uno, mis dedos
entraron mí a la misma velocidad haciendo alcanzar un orgasmo si fin.
Tuve que ponerme en cuclillas, mis piernas no me
aguantaban. Poco a poco fui recuperando me puse de pie y coloque mi ropa en
su sitio, menos el tanga, ese le guarde en el bolso, estaba demasiado mojado
como para ponérmelo.
Salí de la cabina
y me cruce con unos de mis espectadores de antes, ahora no me miro al escote,
me miro la cara y echo una pequeña sonrisa. Fui a caja a pagar un juguete que
había cogido, era un huevo vibrador con mando a distancia. El dependiente me
miro la cara y sonrió también. En un espejo del pasillo de salida me di un
vistazo según iba andando, para comprobar que todo estuviera en orden, pero
algo no lo estaba, me acerque al espejo, mire mi cara y entonces comprendí por
que aquellas sonrisas, mi cara delataba
el gran placer que acababa de tener. ©Fer
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