viernes, 7 de diciembre de 2012

EL AMANTE. XII PARTE.


Estuvimos más de 20 días sin vernos, Gonzalo tuvo un viaje de trabajo.  Me vino bien el tranquilizarme un poco, pero lo malo fueron los días previos a que llegara. Según iban quedando menos, mi excitación creía, andaba desesperada, buscaba el sexo a todas horas. Fui sola al sex shop, necesitaba comprar algún juguete que me calmara.



Había varios hombre dando vueltas en la tienda, cuando me veían sus miradas se clavaban en mi cuerpo, aquello me estaba calentando y decidí jugar un poco. Me abrí la chaqueta y desabroche un par de botones de la blusa, el cebo atrajo de inmediato a las fieras. Un par de los hombres que se cruzaron conmigo en los pasillos empezaron a rondar mas cerca, de forma disimulada miraban mi escote, yo haciéndome la distraída mientras miraba los vibradores, adoptaba posturas distraídas para  que clavaran sus ojos en mis pechos.
Las distancias se fueron acortando y los tenía cada uno a un lado mio. Tal era mi excitación que empecé a sentir que mis piernas se separan. En ese momento uno de los hombres toco mi brazo y aquello me dio miedo. Salí acelerada de aquella zona.


No lo pude resistir y entre en una de las cabinas del espectáculo en vivo. Al subir la cortinilla descubrí que había una pareja actuando. Ella una rubia bajita con muy buen cuerpo, pechos pequeños y culo respingón. El  moreno, musculado de gym, depilado y magníficamente dotado.
Nada mas verlos baje mi mano, tenia el tanga empapado, metí mis dedos debajo y comencé acariciarme.  Ella estaba tumbada y el lamia todo su cuerpo, cuando llego a su sexo gemí de placer, sentí casi su boca en mi. Me temblaban las piernas y la vista se nublaba por momentos, apoye mi espalda contra una de las paredes buscando estabilidad y separe más mis piernas. El ver como la boca de ella lamia y chupaba aquella hermosura casi me lleva a terminar, dos dedos de mi otra mano fueron a mi boca. Lo que ya no pude resistir  fue cuando la coloco de rodillas y muy lentamente sus cuerpos fueron uno, mis dedos entraron mí a la misma velocidad haciendo alcanzar un orgasmo si fin.


Tuve que ponerme en cuclillas, mis piernas no me aguantaban. Poco a poco fui recuperando me puse de pie y coloque mi ropa en su sitio, menos el tanga, ese le guarde en el bolso, estaba demasiado mojado como para ponérmelo.
Salí  de la cabina y me cruce con unos de mis espectadores de antes, ahora no me miro al escote, me miro la cara y echo una pequeña sonrisa. Fui a caja a pagar un juguete que había cogido, era un huevo vibrador con mando a distancia. El dependiente me miro la cara y sonrió también. En un espejo del pasillo de salida me di un vistazo según iba andando, para comprobar que todo estuviera en orden, pero algo no lo estaba, me acerque al espejo, mire mi cara y entonces comprendí por que aquellas sonrisas,  mi cara delataba el gran placer que acababa de tener. ©Fer

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