Lo había intentado mirar desde todos los puntos de vista
posibles y lo tenía claro, estaba asustada de mí. Nunca había podido imaginar
llegar a ser infiel, el estar con otra persona que no fuera mi marido, el mismo
que me tomo por primera vez, no he conocido mas hombre.
Tuve que aprender a disimular, por que no era mentir,
solo que no se notara el cambio. Tampoco es que fuera un
cambio radical, por que tenía los mismos horarios, en vez de ir de tiendas y ver
tanto a las amigas, estaba disfrutando de los placeres del sexo en aquellos
apartamentos.
Gonzalo era un autentico caballero, siempre atento,
educado, simpático…… pero en cuestión sexual era un experto y un pervertido.
Con el aprendí y realice practicas que ni había odio hablar de ellas, descubrí
partes de mi cuerpo y el suyo que no podía imaginar que dieran placer, tenia en
mi una compañera de juegos que no sabia decir que no a nada.
Un día me llevo a un sex shop. Yo estaba temblando de
pensar si me podía ver alguien conocido. Al rato de estar allí y poco a poco se
me fue pasando y empecé a disfrutar de aquella situación. Recorrimos toda la
tienda entre besos, achuchones y muchas risas, él me fue explicando como se
utilizaba cada juguete.
Al llegar a una zona se saltaron los ojos de las
órbitas y me quede con la boca abierta, él soltó una gran carcajada al verme.
Eran unos aparatos descomunales, iguales a los que ya habíamos visto, pero 3 o
4 veces más grandes.
Donde la lencería nos entretuvimos mucho tiempo, es algo que nos encanta a los dos. Los
conjuntos en general eran espantosos, de poca clase y mala calidad. Los
disfraces pasaba lo mismo, no había ninguno que valiera la pena. Me compro un par
de conjuntos, uno un body negro transparente y el otro un mono de lates.
Me enseño las cabinas de vídeo, las cabinas de
espectáculo en vivo y las cabinas individuales.
Se escuchaban jadeos y gemidos salir de algunas de las puertas que
estaban cerradas.
Me cogió por la cintura y me llevo a una de las cabinas
del espectáculo en vivo, entramos y cerró la puerta. Aquello era muy pequeño, los dos dentro casi no cabíamos,
pero de eso se debía de tratar. Echo unas monedas por una ranura y comenzó a
elevarse una cortinilla, según iba subiendo se abría a mis ojos un mundo nuevo.
Era como una habitación circular con una
cama giratoria redonda en medio, encima había una mujer desnuda, que casi no
nos dio tiempo a verla, se levanto y se fue por detrás de unas cortinas.
De inmediato salió otra mujer, morena, alta, con unas
curvas generosas, solo con un pequeño sujetador y un diminuto tanga, coloco una
sábana como de satén en la cama y se tumbo. Empezó a retorcer su cuerpo y pasar
sus manos por todo el, mientras solo notaba el cuerpo de Gonzalo pegado al mio
y su respiración. Aquella mujer respiraba sensualidad por cada poro de su piel,
todo en ella era sensual. El espectáculo fue subiendo de intensidad, se había
quitado ya el sujetador y tocaba sus pechos, bajo las manos por el vientre y
las metió debajo del tanga, yo imagino que
seria fingido, pero la cara de aquella mujer era de placer. Cuando acelero el
ritmo y parecía que iba a llegar el final, me dijo Gonzalo al oído:
-A que te gustaría ser tú.
Aquellas palabras me encendieron al instante, mis pezones
reaccionaron y sentí un gran calor en mi interior.
Según se levantaba ella de la cama empezó a bajar la
cortina. Salimos de la cabina y nos
fuimos a buscar el coche sin decir nada. No se iban de mi cabeza aquellas
palabras y cada vez me excitaba más la idea de que me vieran. ©Fer
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