Enjuto, aguileño, cuellilargo, camisa blanca, fina corbata negra, traje
negro gastado y zapatos con más kilómetros que el metro, era como salido de una
novela de Don Ramón María, como se me podía
haber escapado aquel espécimen.
Acerco una silla, se sentó muy erguido y la cartera
sujeta con ambas manos encima de las piernas. Empezó hablar de forma tranquila
y fría, fue nombrándonos uno a uno, nombres y apellidos, parecía como si nos
estuviera haciendo la filiación. Los 4 le mirábamos con cara de asombro y no habíamos
sido capaces de reaccionar todavía.
Poco a poco fue aclarando las cosas, era oficial de una notaría
y actuaba por encargo de una clienta, Dª María de la Encarnación Sánchez de
Hurtado y López de Echeverría. Saco unos
papeles de la cartera y empezó a leer.
“Buenas tardes,
Juan, Antonio, Fernando y Roberto.
Espero que estéis bien los 4, confío que no falte ninguno a esta reunión,
bueno falto yo, que soy el nexo de unión. Como bien sabéis cada uno, he formado parte de
vuestra vida en algún momento, habéis sido
los 4 hombres de mi vida, aunque haya habido más, solo vosotros me habéis aportado
algo. Vamos al grano, que sabéis que siempre me gusto ser muy directa.
Hace un mes que he fallecido, si no pongáis esa cara, no
pasa nada, a todos antes o después nos llega nuestra hora. No voy a entrar en
detalles, pero me detectaron una enfermedad rara y en 2 meses acabo conmigo. Mi
carácter juguetón me ha llevado a preparar este juego, que os traerá pingües beneficios.
Solterona y sin familia a quien dejar mis bienes, pensé en
vosotros, primero hacer 4 partes iguales, pero después se me encendió la
bombillita, se lo llevaría aquel que me hubiera conocido más.
Hay 5 pruebas que van unidas, si no se consigue la
primera, es imposible conocer la segunda y así sucesivamente, el Duende, os dará
la primera pista y lo demás es cosa vuestra. El primero que aporte las pruebas
de que ha encontrado las 5 será mi heredero.
A unos os he amado, a otros os he querido, pero los 4 habéis
sido lo mejor de mi vida.
Os quiero.
Encarnación”
Estábamos los 4 con un nudo en la garganta, aquella
noticia nos había pillado de sorpresa, no nos salían las palabras.
Guardo los papeles en la cartera y saco 4 sobres, en cada
uno iba nuestro nombre, los repartió a cada uno el suyo, se levantó y se despidió
de forma fría, tal y como se había presentado.
-Buenas tardes señores. ©Fer
1 comentario:
Jope! Impaciente hasta la próxima.
Finita.
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