Me fije rápidamente en su foto, me atrajo la expresividad
de sus ojos. Como podía ser amiga de Luis con lo sosito que es. Salta el aviso
de una solicitud de amistad, quien coño quiere ahora ser amigo mío.
No me lo creo, es ella. Una sonrisa alumbra mi cara y mi ánimo cambia al
instante. Me quedo un poco parado pero no tardo mucho tiempo en aceptarle. Me
voy a su muro a cotillear, pincho en sus
fotos, no dejo un álbum sin mirar, me encanta esta mujer. Leo y releo sus
comentarios y voy descubriendo que además
de un cuerpo hay una gran mujer.
Me desperté como hace mucho que no lo hacía, estaba contento. Abrí deprisa el Face y
busque su había algún comentario suyo, no había nada, me acorde del chat, allí estaba, su foto y el
piloto verde, no lo dude un momento.
-Hola.
Respondió de inmediato y comenzamos una conversación muy
amena, no había un momento de duda por parte de ninguno. El tiempo se nos pasó
rápidamente y llego la hora de
despedirnos, sin saber cómo ni porque le dije:
-Oye, eres un encanto.
Nada más enviar el mensaje me entraron las dudas, no
debía haber puesto eso, no sé cómo se lo tomaría, no me puedo dejar llevar por
mis sentimientos. Comprobé al día
siguiente que no se lo había tomado a mal, seguía igual de simpática.
Nuestras charlas cada vez eran más largas, intensas,
teníamos más complicidad, muchas veces me daba la sensación que la tenía
delante. Me atreví a dar el paso y pedirle su teléfono, necesitaba escuchar su
voz.
Su voz estaba perfectamente adaptada a ella, me puse
nervioso al principio, pero poco a poco fuimos recuperando la fluidez que
teníamos por el chat. No sabía el tiempo que llevábamos hablando, solo que era
de madrugada y que me apetecía seguir.
Una sensación dulce inundaba mi cuerpo después de despedirnos, metido en
la cama era incapaz de dormir.
Poco a poco fui soltando indirectas, necesitaba conocerla
en persona y creo que ella también le
apetecía, al final dimos el paso y quedamos para conocernos.
Estaba media hora antes donde habíamos quedado, las manos
me sudaban y las piernas eran de gelatina, no hacía nada más que mirar el
reloj. Cuando la vi aparecer fue como si se detuviera el mundo.
-Hola.
El sentir su mejilla contra la mía al darnos dos besos me
trasporto a otro mundo.
Durante la comida acabo de cautivarme, solo podía pensar
que la quería besar. ©Fer
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