De camino a casa me encontraba como en una nube, no me podía
quitar de la cabeza aquel hombre, su voz, sus gestos, su mirada………………… no daba
crédito a lo que me estaba pasando. Sin darme cuenta estaba en la puerta,
mientras subía en el ascensor tuve que resetear mi mente y dejarla en blanco
para centrarme, no podía entrar en casa con aquellos pensamientos, me lo
notarían de inmediato.
Los niños estaban haciendo los deberes en sus cuartos, Adela
preparando la cena y Paco todavía no había llegado. Fui a mi habitación a dejar
las bolsas, pase por los cuartos de los niños a darles un beso, es lo más
grande que tengo y los que me hacen ser feliz, me contaron cómo les había ido
hoy el colegio. Alejandro el mayor es
más reservado y centrado. Manuel es todo alegría, vivaz, dulce…..se gana a
cualquiera con su carácter.
Fui al salón para leer un rato mientras esperaba la hora de
cenar. Aquella novela me tenía enganchada
desde el principio, una trama de amor y
odio en la España de la Reconquista.
Pero mi mente no era capaz de centrarse en la lectura, por más que lo
intente, cada palabra me llevaba a lo que había sucedido hacia un
rato.
Con el libro abierto
como si estuviera leyendo mis ideas fluían en cascada, las imágenes pasaban a toda velocidad como en
una película a cámara rápida y lo peor de todo es que solo de acordarme volví a
tener aquella sensación en el estomago. Quise pensar que con aquel encuentro se
había acabado todo y que bien mirado fue bonito. Justo en ese momento se abrió la puerta, Paco.
Venia como la mayoría de las veces con gesto de
malhumorado-cansado, es una época difícil en la empresa, la crisis los está
afectando demasiado. Le di un beso
y comentamos las cosas cotidianas. Cenamos tranquilamente mientras charlábamos los 4, la verdad que
Manuel sabe cómo sacar una sonrisa a su
padre y esto le animo algo.
Paco estaba ya metido en la cama mientras revisaba unos
papeles. Salí del baño con el nuevo
conjunto, aquella marca de lencería
tenia autenticas maravillas, resaltaba cada curva de mi cuerpo. Levanto
la vista de los papeles y su gesto fue evidente, había conseguido mi objetivo.
Dejo los papeles en el suelo y se levanto, se acerco despacio mirando todo mi
cuerpo, me abrazo de una forma suave pero firme y sus labios rozaron los míos, fue
creciendo la intensidad de nuestros besos y caricias, la excitación de ambos
era evidente.
Le tumbe en la cama y fui besando cada centímetro de su piel
que quedaba al descubierto según le iba quitando el pijama. Centre mis caricias
en sus pezones, lamiéndolos y dando pequeños mordiscos, baje besando su estómago,
saque hábilmente su pantalón besando sus
muslos e ingles. Me dedique al el por
entero durante un largo rato y cuando su excitación era máxima se unieron nuestros cuerpos siendo solo uno.
1 comentario:
Peligroso jajajajaja fantasear con Gonzalo la llevará a probar una aventura muakissssss
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