EL BECARIO.
La tensión sexual se cortaba en la oficina.
No podíamos aguantar más aquella situación.
El deseo fue mas fuerte que nuestros reparos.
Se juntaron nuestras bocas en el ascensor.
Mis manos buscaron tu cuerpo.
Arrancamos nuestras ropas nada mas entrar en la habitación.
Caímos en un estado frenético.
Nuestro único objetivo era satisfacer al otro.
El placer cegó nuestra consciencia.
Enlazamos los orgasmos en una noria de fruición. ©Fer
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