lunes, 23 de diciembre de 2013
LA PRIMERA VEZ.
Siempre me había negado tener sexo con más de una persona a la vez, salía mi lado posesivo y quería que mi pareja de cama fuera solo para mí. Ahora visto desde el tiempo y con cierta experiencia en este mundo veía lo equivocada que estaba. Tuve mi primer encuentro de una forma casual y con quién menos me podía imaginar. Aquel verano no pude coincidir con mi marido para las vacaciones, mi empresa estaba en mitad de una fusión de gran envergadura y se suspendieron las vacaciones para todo el personal, así que Juan se llevo los niños a la playa. Las jornadas eran interminables, reuniones, informes, memorándum.... no teníamos horas suficientes, no salíamos ni a comer encargaban comida basura y parábamos lo justo y necesario. El cansancio era tal que al llegar a casa una ducha y a la cama. Trascurrieron las 3 primeras semanas y la cosa se calmó un poco, pero la tensión seguía siendo mucha, no sabíamos si aquello sería viable, estaba en juego demasiado. Sonó mi teléfono, me dió un vuelco el corazón al ver que era mi cuñada Alejandra.
-Hola, ¿que pasa?
-Hola, nada tranquila no pasa nada, solo te llamo para invitarte a cenar esta noche.
Después de darle muchas vueltas al final tuve que aceptar su invitación, no me apetecía lo más mínimo, pero la familia es la familia, aunque sea política.
Alejandra era la hermana pequeña de mi marido, siempre tuvimos una buena relación y habíamos sido cómplices en varias cosillas de familia. Se había casado hacía 2 años con Miguel, un chico de Burgos que estudió aquí la carrera.
Cenamos una ensalada y un rollo de pavo, mientras nos poníamos al día de diversos cotilleos familiares. Últimamente la familia estaba un poco revolucionada, se habían separado 3 primos, cosa rara siendo tan tradicionales. Se quedó Miguel recogiendo las cosas y nosotras nos fuimos al salón. Me quité los zapatos, los tacones me estaban matando, llevaba mas de 12 horas con ellos. Alejandra se empeñó en darme un masaje en los pies.
-Te los voy a dejar como nuevos.
Se levantó y fué a por una toalla y aceite, me hizo tumbarme en el sofá y poner los pies encima de sus piernas, embadurnó sus manos de aceite y comenzó a pasarlas por mi pies mientras seguíamos hablando, ahora más pausadamente. Poco a poco se fue calmando la pesadez que tenia en ellos, tenía una manos prodigiosas, suaves pero firmes y con el cansancio que tenia acumulado empecé a quedarme dormida.
Estaba a punto de que Morfeo me abrazara por completo, cuando sentí que unas manos acariciaban mis hombros desnudos, abrí los ojos.
-Tranquila, me dijo Alejandra, es Miguel verás que buenas manos tiene.
No sé si fué por el cansancio o por que me estaba gustando lo que sentía, que volví a cerrar los ojos y a relajarme.
Miguel apartó los tirantes de la blusa para que no le molestaran y Alejandra pasó a masajear mis pantorrillas, entre las caricias de los dos la relajación de mi cuerpo y mi mente eran casi total. Los dedos de ella me producían una sensación placentera al pasar por la cara interna de mis rodillas, creo que hasta separé un poco las piernas. No tenia noción del tiempo que había pasado, pero después de esta temporada tan dura no quería que aquello terminara. Dejé de notar las manos de ella y sentí un aliento al lado de mi oído. -Vamos a la habitación, tumbada en la cama es mas cómodo.
Como si estuviera bajo los efectos de una pócima me levanté y fuí a la habitación, cuando me iba a echar en la cama me detuvo y me dijo que pasara al baño, me desnudara y me pusiera una toalla. Salí como ella me indicó y me tumbé bocabajo, sus manos comenzaron otra vez a rozar mis pies. Pasados unos minutos volví a sentir los dedos en mis hombros.
Abandonada a los placeres del masaje mi resistencia fue mínima cuando abrieron la toalla dejando mi espalda al desnudo. Las caricias de ambos cada vez abarcaban mas superficie de mi piel, mis terminaciones nerviosas no eran capaces de procesar todas aquellas sensaciones. Él pasando sus manos por mis costados rozando mis pechos, ella subiendo y bajando por la cara interna de mis muslos. Era como una baile que estuviera ensayado. Mi mente estaba nublada y no era capaz de pensar con frialdad, solo me guiaba por mis sensaciones y en ese momento lo único que deseaba es que no pararan.
Suspiré al notar las 4 manos en mi trasero, sus juegos eran eróticos, no llegaban a tocarme mis partes, pero casi las rozaban, cada vez estaba más excitada, arqueé un poco mi cuerpo para quedar más a su disposición. Un chorretón de aceite bañó mis glúteos y acto seguido noté los pechos de ella como se frotaban contra mí. Subían y bajaban por mi espalda, se metían entre mis muslos, sus pezones buscaban mi sexo. Poseída ya por la excitación quería más.
Me ayudaron a darme la vuelta quedando por entero a su disposición, otro chorro de aceite en mi cuerpo y comenzó el mismo juego. El cogió mis pechos para frotarlos con los de ella, mis pezones se pusieron duros al notar los suyos, los sonidos del placer iban en aumento. Su boca comenzó a besar mi cuello bajando poco a poco por mi cuerpo, lamió, chupó y mordió mis pezones sacando de mí, gritos de placer y acto seguido la note sobre mi sexo, aquello fue algo que no olvidaré jamás, la primera vez que una mujer me estaba haciendo sexo oral. El agarró mi mano y la dirigió a su miembro erecto y acto seguido la acercó a mis labios.
Fuimos cambiando de posturas, el sexo entre los 3 fué salvaje, no hubo limitaciones, nuestra única meta era el buscar el placer de los otros dos. Nos acurrucamos las dos pegadas a él y así nos dormimos.
No os voy a explicar los remordimientos que tuve y la cantidad de veces que me arrepentí de haberlo hecho, de todas las ideas que pasaron por mi cabeza y de cómo desde esa noche ha cambiado mi vida en el mundo sexual. Con mucha paciencia y mano izquierda convencí a mi marido para probar cosas nuevas, desde aquel momento nuestra vida sexual mejoró y no sólo cuando lo hacíamos con otras personas, si no cuando lo hacíamos los dos solos y aunque no me vais a creer esto nos ha servido para aumentar más nuestro amor por el otro.
De como fuimos descubriendo este maravilloso sexo liberal ya os iré contando. ©Fer
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